Alan Banda Huatay busca con los platillos generar una conexión con el comensal, y así alimentar el alma y espíritu
Luego de trabajar 15 años en Quintana Roo en hoteles y restaurantes, el chef sudamericano Alan Banda Huatay vino de paseo y conoció Sisal, le gustó y años después no dudó en vivir en Mérida y terminar poniendo el primer restaurante de comida peruana en el estado.
En entrevista para Peninsular Punto Medio, señaló que el año pasado llegó al estado a conocer las marisquerías y cevicherías, pues su especialidad son los mariscos, pescados, realizó un estudio de mercado y luego abrieron el restaurante “La Chichí” (abuela), donde la gastronomía es peruana y el nombre está en maya.
Alan es originario de Cajamarca, Perú, que se fue a estudiar a Lima y, posteriormente, vio que solicitaban un chef peruano en Quintana Roo, donde el directivo fue a Perú a buscarlo y realizó un casting donde él resultó el seleccionado.
“Tuve la fortuna de crecer rodeado de la naturaleza y tener el primer contacto con la materia prima y la tierra, al cosechar varios de los ingredientes que utilizábamos para nuestros alimentos en el día a día”, dijo.
Su amor y pasión por la cocina inició con su madre, quien nació con unas manos que no había alimento que tocara que no lo convirtiera en un platillo delicioso.
“Me gustaba ver la forma en que manejaba los utensilios, cómo cortaba la cebolla, mostraba un respeto con el que trataba las texturas y colores de los alimentos formando una sinfonía de sabores”, expresó.
Señaló que gran parte de lo que hizo su mamá lo aprendió sólo viéndolo ya que no quería meterse en su espacio. Esta habilidad nata le permitió al chef cursar la carrera de Gastronomía en Monte Catini.
Sobre su residencia en Playa del Carmen dijo que le recuerda mucho a su natal Cajamarca, aún tiene ese aire de pueblo y tranquilidad que ya han perdido otros lugares.
“Aún es pequeño, puedes andar a pie, sentirte turista en tu propio hogar, andar en bicicleta y los playenses mantienen ese calor y amabilidad, tan es así que te saludan al andar por la calle”, refirió.
Al elaborar sus platillos se inspira principalmente en su infancia: “trato de transmitir los conceptos de alma, pasión, vida y corazón que para mí están presentes en mis recuerdos y cada platillo que tengo en las memorias de mi vida gastronómica. Con mis platillos no solamente estoy ofreciendo un alimento para el cuerpo, mi objetivo es generar una conexión con el comensal y así alimentar el alma y espíritu, transportándolo a sabores que le recuerden a casa, a familia, o por qué no generar nuevos recuerdos que lo hagan sentir más cerca de su propio corazón”, destacó.
Señaló que están enfocados a los ceviches, ya que son de los platillos más tradicionales en su país, donde principalmente los chiles los trae desde su país, ya que son muy diferentes y les cambiarían el sabor si busca adaptar alguno.
Explicó que tienen el ají amarillo que es parecido al chile xcatic, pero de sabor diferente; el chile rocoto, el ajipanca, que es un chile seco semejante al guajillo.
En bebidas ofrecen Inca Cola, que es endémica y que ha sobrevivido a la competencia de las marcas internacionales en Perú, y tiene un sabor como a chicle. Mientras que en cerveza ofrecen la cusqueña, que es una lager.
Entre los platillos que ofrecen figura el tiradito (carpacho, que son láminas de carne, con diferentes salsas), el tipo de comida llamada cocina nikei, que es un híbrido de la comida peruana con japonesa. También ofrecen algunos platillos que no son mariscos como los anticuchos que son corazón de res.
Explicó que el platillo representativo de ese país es el lomo saltado, que es un filete de res, aderezado con salsa de soya, tomate, papas fritas y arroz blanco.
Banda Huatay anunció que próximamente abrirán otro restaurante en la colonia Díaz Ordaz.
Por último, dijo que es un peruano lector del Nobel Mario Vargas Llosa y señaló que se perdió una gran oportunidad de contar con un presidente que no sea político, cuando el escritor aspiró a la presidencia, pero no lo consiguió.
Texto y fotos: Darwin Ail