Salvador Castell-González
Acaba de pasar el Día del Padre y nos llenamos de historias de padres que triunfan, padres ausentes, padres presentes, incluso padres que no querían ser padres entre muchas otras.
Historias hay muchas y me detendré en este momento para felicitar a todos los que tienen esa gran dicha, que para mí es la dicha más grande que he conocido.
Pero hoy quiero referirme a otro evento. El día de ayer y hoy se desarrolla el Parlamento Infantil de Yucatán, un evento coorganizado por el Congreso del Estado y la Comisión de Derechos Humanos de la entidad (Codhey).
En este evento tuve el gusto de ser casi casi como en la Voz México o cualquier otro de estos programas de televisión, el coach de los menores que en el trabajo que sometieron para poder participar tocaron el tema ambiental.
Algo que es fabuloso al trabajar con la niñez, es que en su desarrollo temprano todavía no han tenido suficientes negativas para truncar su creatividad. Poniéndolo en contexto, en nuestro proceso de formación, cada vez que hacemos una propuesta y se nos dice no, no se puede, nosotros mismos nos vamos programando para proponer, porque ya sabemos que la respuesta es no, esta es la principal razón por la cual nuestras infancias poco a poco va perdiendo la creatividad y la curiosidad, es parte del proceso de programación negativa que le mismo sistema ejerce. Este por cierto es un mal que se observa en Latinoamérica de manera generalizada.
Cuando trabajamos con personas en formación de edad temprana, sus ideas frescas, innovadoras, sin tanta especialización son tan sencillas, pero al mismo tiempo tan profundas, haciendo total referencia al principio de parsimonia. La parsimonia nos dice, que la respuesta más sencilla, seguramente es la respuesta correcta.
Trabajando con estos pequeños y haciendo un análisis con ellos de cómo podemos disminuir el impacto ambiental que generamos, y cómo hacer que se asegure que ellos y ellas tengan un planeta donde crecer y desarrollarse han dado muchas propuestas muy interesantes empezando por que es necesario realizar una campaña de educación ambiental en todos lados, en parques, en la plaza, en todos lados, con talleres vivenciales y que al menos una vez al semestre los educandos participen en actividades de acción climática como limpieza de playas o programas de reciclado.
Pero hubo una propuesta muy sencilla de la cual desde Va Por la Tierra ya se había propuesto y es que, por cada nacimiento, alumno graduado, boda o cualquier cosa que valiera la pena en los requisitos estuviera adoptar un árbol, no solo sembrarlo, adoptarlo y cuidarlo para que crezca.
Una propuesta tan sencilla, pero que puede tener tanto impacto que yo mismo caí en la conducta de que no se podía, pero hoy me lo han recordado, si queremos que las cosas pasen, no podemos seguir aceptando las negativas, tenemos que seguir impulsando el como si, debemos ser más como la niñez y no descalificar las acciones, sino lo contrario, hagamos que las cosas sucedan.