La pandemia marcó a ese sector de la sociedad, dado el encierro obligado en el que vivió, por lo que muchos de sus integrantes perdieron la habilidad para ser empáticos y relacionarse con la gente, advierte especialista
Luego de la pandemia que obligó a mantenernos encerrados durante un tiempo prolongado, los jóvenes terminaron muy afectados emocionalmente y perdieron la habilidad para ser empáticos y relacionarse con la gente. Muchos de ellos han experimentado la depresión, lo que, inclusive, los ha llevado a expresar ideas suicidas que prenden las alarmas en los psicólogos, quienes recomiendan retomar la parte afectiva y ayudar a los chicos a salir adelante, haciéndolos sentirse seguros, elevando su autoestima y haciéndolos sentir parte de la familia y de los diferentes grupos sociales a los que pertenecen.
Mañana sábado 12 de agosto se celebra el Día Internacional de la Juventud y Peninsular Punto Medio platicó con la psicóloga Rocío Sobrino Pérez, quien identificó al internet como de los principales peligros a los que enfrenta la juventud actual, ya que, aseguró, sin el debido acompañamiento de los padres, es decir, sin filtros, se convierte en una ventana abierta a contenidos que pueden ser inapropiados para la edad de los adolescentes, y llevarlos a reproducir conductas violentas o incluso perjudicar su desarrollo emocional.
“La juventud actual vive una realidad distinta a la de anteriores generaciones, están acostumbrados a la tecnología y hasta parten de ella para socializar”, explicó la también maestra en investigación educativa, quien agregó que los jóvenes son más vulnerables ante la falta de afecto y reconocimiento de sus padres y seres queridos.
“Cuando esto pasa, terminan buscando en otras personas y no siempre salen bien las cosas”, advirtió la entrevistada, quien destacó la necesidad actual de que los padres se acerquen a sus hijos y eviten ser sustituidos por un teléfono celular o una tablet.
“Esta generación parte de que ya lo saben todo, y es difícil que aprendan de otra persona, por eso les cuesta trabajo que le tengan respeto al maestro, pues aseguran que pueden aprender solos (apoyados en la tecnología), entonces hay que ser empáticos con ellos para tratar de entender la realidad que están viviendo, y que, al ser tan distinta a la nuestra, no entendemos”, explicó la especialista, quien consideró que por toda esta situación, los jóvenes has perdido valores, a la vez que son más individualistas.
“En el ejercicio de mi profesión me he encontrado dentro de la pandemia a muchos chicos deprimidos que, para manifestar su angustia, escribieron cartas en las que expresan sentimientos suicidas, y se preguntaban para qué seguir, y al encontrarlas sus padres, estos buscaron ayuda, y resultó que está depresión era porque no tenía con quién relacionarse al estar encerrados en casa y sin tener relaciones afectivas”, detalló.
Ante este panorama, la psicóloga Sobrino Pérez afirmó que no es tarde para cambiar las cosas y que se puede iniciar con el apapacho.
“Hay que partir de algo que no se cubrió en la infancia y que, si no se hizo, el adolescente va a estar buscando: lo afectivo, las necesidades psicoafectivas que se deben cubrir: la primera de ellas es el apapacho, así de simple, el contacto físico que es el que se perdió, y el decirle cosas bonitas a los hijos como ‘eres mi campeón, o en su caso ‘mi princesa’, que ayudan mucho a acercarnos y que nuestros hijos tenga lo que llamamos en psicología la seguridad básica, de ahí partimos con esa seguridad a conocer al mundo, si no lo hicimos aun estamos a tiempo”, subrayó.
En este sentido, la especialista recordó que es muy importante tener ese contacto, tanto para los hijos como para los padres, desde que nacemos y hasta que nos morimos. “Inclusive, hay una terapia que se llama Abrazoterapia, que nos dice que en el abrazo se intercambian las energías que nos ayudan a que desaparezca la tensión, además de no hay que perder de vista que, cuando alguien nos abraza, también es una manera de contener emocionalmente a alguien que se siente mal”, dijo.
La segunda necesidad afectiva que debe cubrirse es el reconocimiento de las cosas positivas. “Siempre les estamos diciendo lo que no hacen bien, las cosas negativas y acabamos convenciendo a nuestros hijos que hace las cosas mal y entonces terminamos afectando su autoestima, cosa contraria sí le reconocemos todas las cosas buenas les se la fortalecemos”, manifestó.
La tercera necesidad es la de pertenencia, es decir, que el niño o el joven sepa que pertenece a ese grupo, a su familia, entonces si él siente que pertenece a través de la cooperación, del compartir, de la convivencia.
“Al hacerle sentir que pertenece al grupo, se va a sentir amado, y entonces sí tiene seguridad básica, una autoestima fortalecida y se siente amado va a ser muy difícil que se confunda ante la vida o que busque en otro lugar y con otras personas a quien le reconozca lo positivo, o a quien dé un apapacho”, subrayó la entrevistada, quien comentó que, carecer de estas tres necesidades, inclusive puede afectar la sexualidad de nuestros hijos.
“Porque si un niño, un jovencito está buscando cubrir estas necesidades y encuentra a un chico o una chica que se las puede cubrir, se va a quedar con la persona, sea o no de su mismo sexo, no le va a importar el género ni nada, y esto puede afectar hasta en cuestiones de preferencias a nivel de sexualidad”, anotó.
En cuanto a los peligros que enfrenta hoy la juventud, la entrevistada consideró que, en Mérida, las condiciones de seguridad son distintas a las de otros lugares del país, por lo que dijo convencida de que el peligro está más en la información que los jóvenes reciben en el internet, que muchas veces puede no ser la adecuada, y a manera de ejemplo comenta que ver pornografía puede distorsionar a un adolescente la idea de la sexualidad.
“También tenemos a los youtubers que hacen retos que ponen en peligro a los jóvenes, que los imitan, por lo que el llamado es a los padres para ser un filtro de lo que ven los jóvenes en la red, tienen que estar pendientes”, indicó.
“Por otra parte, los videojuegos que están llenos de violencia son también otro peligro, ya que en la mente del joven, estas conductas se normalizan y entonces se hace insensible y sin pensar puede agredir a otras personas”, apuntó.
“El tema de las drogas también es algo que está a la orden del día, está en nuestra realidad, no sabemos ni de dónde, ni en qué fiesta puede suceder, por eso es importante el diálogo, la plática con nuestros hijos para poder abordar cualquier tema que desee, o de interés y saber cómo sobrellevar esa realidad, sin ser afectados ni física ni mental ni emocionalmente”, resaltó la entrevistada, quien finalmente invitó a los padres de familia y a los hijos a que se aprendan a amar y tener también la posibilidad de amar lo que nos rodea.
Texto y fotos: Manuel Pool / Agencia