En Pustunich se realiza un año más este ancestral ritual con la participación de 50 campesinos
De masa, pepita y col, así como carne de gallina y puerco, son los pibes que como parte de la ceremonia maya del huajicol o primicia, se prepararon en la comisaría ticuleña de Pustunich para ofrendar al Dios Chaac y pedir que en esta temporada en la que inician las siembras caigan las lluvias.
Con la participación y aportación económica de alrededor de 50 campesinos, el pasado sábado 29 de junio, bajo la dirección de un sacerdote maya o J-Men, se realizó un año más este ancestral ritual.
En el huajicol, que es también llamado Jaanil Kool o comida de milpa, se preparan también la sopa de gallina en col rojo, el saká (que es una bebida a base de maíz considerada sagrada), así como el balché, que es licor con miel.
Al respecto, Miguel Hidalgo Escamilla España, quien es parte del comité organizador, comentó al equipo de Peninsular Punto Medio que ya no es redituable ser campesino, ya que las cosechas son de autoconsumo, y que se mantiene en la actividad por gusto y para no dejar en el olvido las enseñanzas de su padre.
“Él me enseñó a arar la tierra y a sembrar, a quemar el monte”, dijo el entrevistado, quien nos comenta que su milpa, que se encuentra por el rumbo de la carretera a Santa Elena, además de que mayormente siembra maíz y calabaza, sandía, melón y pepino, también cuenta con abejas.
Por ello y en memoria de sus ancestros, quienes le heredaron sus conocimientos y hasta la tierra en la que trabajan y que se niegan a abandonar, cada año ponen todo de su parte para conservar esta tradición, e inculcarla a los niños y jóvenes para que más adelante sean ellos quienes las continúen, y que las tradiciones del pueblo maya no se olviden.
En esta ceremonia de origen maya que, como ya se mencionó, ealizaban los ancestros para agradecer y/o pedir lluvias a los Dioses, se ofrendan productos como el maíz, frijol y calabaza, y otros que salen del traspatio como son las gallinas y los pavos, que sirven para preparar todos los alimentos que luego se reparten entre los asistentes.
Según se explica en el ritual se preparan 13 pibes que simbolizan los 13 cielos mayas, y que a manera de ofrenda se colocan en el altar, en el que están representados los puntos cardinales y elementos de la naturaleza, mientras que el sacerdote empieza hace sus oraciones en lengua maya para pedir permiso a los Dioses del monte y de las milpas para sembrar y que se logre la cosecha.
Texto y fotos: Manuel Pool