Morena da el anuncio oficial de su proceso interno en un evento donde ha intentado mostrar unidad, pero del que se ha ausentado el excanciller Marcelo Ebrard, segundo en los resultados
Con el 39% de las preferencias electorales, Claudia Sheinbaum ganó la encuesta interna de Morena y se convertirá en la candidata presidencial que postulará el movimiento de Andrés Manuel López Obrador en los comicios de 2024. Será la primera vez que una mujer enfila la carrera a la presidencia de México como clara favorita.
La exjefa de Gobierno capitalina, con una carrera política de más de 20 años junto al actual presidente, López Obrador, tiene por delante casi un año para afianzar su propio proyecto. Avanza con el viento a favor de la inercia arrolladora de Morena, que en apenas seis años ha logrado victoria tras victoria cada vez que había una cita con las urnas. El mayor reto de Sheinbaum será, de hecho, prolongar y consolidar el fenómeno AMLO. Enfrente, la oposición ha aupado también a una mujer, Xóchitl Gálvez, que le ha devuelto los ánimos tras una larga travesía por el desierto tras la aplastante victoria hace cinco años de López Obrador.
El triunfo de la exmandataria capitalina se ha visto empañado por la reacción airada de Marcelo Ebrard, que horas antes de finalizar el recuento de apoyos denunció irregularidades graves en el sondeo efectuado por Morena y pidió su reposición. En el evento estelar de ayer, la dirigencia de Morena apareció flanqueada de todos los participantes de la interna, excepto de Ebrard. Un enorme letrero al fondo del escenario que decía “Unidos por la transformación” se vio deslucido. El excanciller obtuvo 26% de las preferencias electorales en la encuesta del partido y en los levantamientos “espejo” hechos por cuatro firmas independientes, según se anunció.
El tercer lugar fue para el exsecretario de Gobernación Adán Augusto López, con el 11% de las preferencias en promedio, seguido del diputado Gerardo Fernández Noroña (del PT), en un cerrado cuarto lugar, con 10.6%; el senador del Partido Verde Manuel Velasco se ha colocado en quinto, con 7%; mientras que en último sitio, con el 6%, quedó el senador Ricardo Monreal, líder de Morena en el Senado. Todos ellos, excepto Ebrard, estuvieron en el anuncio. Los vencidos tienen un lugar asegurado en el Gobierno de Sheinbaum, si esta gana en las elecciones de 2024, conforme el acuerdo suscrito entre todos los participantes para mantenerse unidos y jalar con quien ganara la encuesta. Ebrard ya dijo que no aceptará nin- gún premio de consolación.
Al final de la presentación de los resultados, todos dieron un discurso. Sheinbaum no mencionó directamente a Ebrard, pero le abrió las puertas por si quiere quedarse en el movimiento a su lado. “La unidad es fundamental. Las puertas siempre están abiertas y nunca se van a cerrar. Hoy ganó la democracia, decidió el pueblo de México”, dijo la exmandataria. En el salón del World Trade Center, entre funcionarios del partido y familiares de los contendientes, retumbaron los gritos de “¡Presidenta, presidenta!”. Sheinbaum decretó que el proceso electoral ha comenzado ya —aunque la Constitución marca que inicia en noviembre— y urgió a todos a unirse y comenzar a trabajar por el triunfo. “Necesitamos de todos y de todas. El día de mañana he pedido que nos reunamos, porque mañana inicia el proceso electoral a nivel nacional y no hay ningún minuto que perder”, indicó.
Sheinbaum insistió en que la voluntad popular la ha puesto en su nuevo sitio, de abanderada de Morena y sus aliados el Partido del Trabajo y el Partido Verde. “¡Vamos a ganar en 2024, vamos a ganar las diputaciones, las senadurías, las gubernaturas, y va a haber presidenta de la República y va a ser de la Cuarta transformación”, afirmó. Del salón se oyó una réplica a coro de sus bases: “¡Claudia a llegar a Palacio Nacional!”. La ex- mandataria capitalina recibió abrazos de los demás contendientes, que le alzaron los brazos en señal de victoria. Luego bajó del estrado y abrazó a su familia, que estuvo entre los invitados de honor.
Tal como estaba previsto, Sheinbaum recibirá próximamente de manos de López Obrador el “bastón de mando” del movimiento izquierdista, e irá a las elecciones presidenciales del 2 de junio de 2024, donde se medirá con la senadora panista Xóchitl Gálvez. Si las cosas siguen para entonces como hasta ahora, en México gobernará una mujer por primera vez en su historia.
LOS MENSAJES DE LOS VENCIDOS
El futuro político de Ebrard es ahora la gran incógnita, toda vez que el excanciller se desvinculó de la dirigencia del partido y aseguró que no aceptará premios de consolación ni puesto alguno en el partido. Quedan pendientes de anunciar sus siguientes pasos en la vida política. La oposición no ha dejado de hacerle guiños en los últimos meses y quizá Movimiento Ciudadano sea también un posible lugar de acogida para el exsecretario de Exteriores, tras lo que parece una ruptura anunciada con Morena. A manera de contención, el presidente del Consejo Nacional morenista, Alfonso Durazo, y 22 gobernadores han proclamado la democracia que, dijeron, ha prevalecido en todo el proceso interno.
Ebrard calificó al presidente nacional de Morena, Mario Delgado, de “cobarde”, mientras sus seguidores gritaban “¡fraude!” en el hotel donde estaban concentra- dos. En su conferencia contó que en 2011 se conformó con una en- cuesta interna parecida y dio por ganador a López Obrador —con el que entonces disputaba la candidatura presidencial— sin problema alguno porque, en esa ocasión, el proceso fue limpio. Gerardo Fernández Noroña, otro de los aspirantes que participó en la interna morenista, admitió en un mensaje ayer que hubo problemas e in- consistencias en el sondeo, pero aseguró que no representaban un número significativo como para cambiar el resultado final.
La espantada de Ebrard ha dado hilo a la oposición, que de inmediato ha salido a descalificar con gruesos adjetivos el proceso de Morena. “Tramposo, violento y fraudulento, un circo y una farsa”, dijo en un comunicado el líder del PRI, Alejandro Moreno.
El camino hasta aquí no ha estado exento de críticas externas e internas. Sheinbaum tendrá que lidiar ahora con un partido herido y tratar de recomponer los pedazos para llevarlo a buen puerto en las elecciones de 2024, donde no solo aspiran a ganar la presidencial, sino a elevar los resultados que ahora les impiden en el legislativo emprender las reformas de mayor calado. La posible salida de Ebrard y el enfado de sus seguido- res no ponen fácil esta tarea, pero el partido ya venía advertido en las últimas horas. El excanciller avisó: “No nos vamos a estar callados”.