El presidente de Colombia, Gustavo Petro, y el mexica- no, Andrés Manuel López Obrador, reunieron ayer en la ciudad colombiana de Cali a representantes de otros 17 países latinoamericanos para comenzar a andar el camino hacia una nueva política de drogas que deje atrás la “fallida guerra contra el narcotráfico” impuesta por Estados Unidos.
“Hoy previsiblemente la dinámica de la política llamada guerra contra las drogas, hecha en EE.UU. hace 50 años, trasladada a la UE (Unión Europea) y por ahí a las Naciones Unidas, ha hecho víctimas a todas las sociedades latinoamericanas de sus consecuencias”, apuntó Petro durante la clausura de la Conferencia Latinoamericana y del Caribe sobre Drogas.
Ahí, habló de un “genocidio” impuesto por esta “guerra contra las drogas” que ha dejado en el continente un millón de muertos y señaló el “silencio” de los países latinoamericanos que los hizo “cómplices”.
Por eso hizo un llamamiento a tomar unas posiciones “sin miedo y sin temor” entre los países latinoamericanos porque el propósito es que la región “hable por sí misma y no repita los discursos del poder mundial”. La Conferencia se ha trazado como un primer punto de encuentro para fijar posturas ante una futura cumbre de jefes de Estado y Gobierno, que según la canciller mexicana, Alicia Bárcena, podría ser en 2025.
Petro y López Obrador han sido los únicos presidentes, pero han acudido delegaciones de 19 países con cancilleres y ministros en el caso de Bolivia, Honduras, Nicaragua, México y Colombia- y también observadores de una docena de países de fuera de la región, incluida la UE, Estados Unidos y la ONU. Ha sido a estos últimos a quienes Petro ha señalado directamente: “Nos da miedo decir que ustedes, que tienen la mayor parte de consumidores de esas drogas, están equivocados”, dijo frontalmente.
Y a ese señalamiento se ha unido López Obrador, quien en su primera gira suramericana ha cambiado también la lógica de mirar a Sudamérica como la causa del narcotráfico para mirar a quien consume, a los países del norte: “si hay consumo es que algo anda mal en esa sociedad, porque puede des- aparecer el fentanilo y va a surgir otra sustancia igual de dañina o peor”. “Tenemos la obligación moral y por humanismo, debemos de participar en el combate al consumo del fentanilo en EE.UU”, dijo López Obrador, aludiendo a este potente opioide sintético 50 veces más fuerte que la morfina y causante de la peor crisis de drogas en la historia de Estados Unidos.
Colombia y México quieren que sea Latinoamérica quien con una misma voz propia por prime- ra vez hable al mundo y lidere la conversación sobre cómo regular las drogas o abordar los problemas relacionados con ellas.
De esa forma, se firmó el “Documento final de Santiago de Cali”, una “hoja de ruta” para bus- car un “consenso regional” en el problema mundial de las drogas. “Es histórico porque acordamos delinear un camino hacia el futuro y definir las etapas en las cuales buscaremos consensuar nuestras posiciones”, dijo al cierre de la conferencia el canciller colombiano, Álvaro Leyva.