Clínica Cruz Leonística y sus valiosos servicios a la salud de los yucatecos

Hospital arraigado en la población de Mérida por la atención humanitaria en beneficio de los sectores de escasos recursos, que aportaban un pequeño porcentaje del costo o podían quedar exentos por su condición económica

Muy pronto estará listo el Corredor Gastronómico de la calle 47, donde en el predio marcado con el número 481, hace algunos años funcionó la “Cruz Leonística”, una clínica muy arraigada en la población de Mérida por los servicios humanitarios que prestaban en beneficio de los sectores de escasos y medianos recursos, quienes aportaban un pequeño porcentaje del costo del ser- vicio o quedaban exentos de pago dependiendo de sus condiciones económicas.

Esta clínica, que fue considerada como la obra mayor del Club de Leones en Mérida, fue fundada el 12 de febrero de 1948, y a partir de ese momento, durante muchos años, brindó a la comunidad innumerables servicios: desde consulta médica y odontológica, quirófano y hospitalización, hasta el profesionalismo de su personal médico, que durante las 24 horas brindaba sus servicios a todo tipo de emergencias.

En una publicación realizada por el club de Leones de Mérida, su secretario, Oren- cio Rojas Arjona, escribió que a partir del mes de julio de 1988, cuando tomó las riendas del organismo el presidente, José León Trejo, tuvo la atinada decisión de nombrar a León Eduardo Pérez Castillo para que se hiciera cargo de la presidencia del Consejo de administración de la Cruz Leonística.

Para entonces, por la continua inflación y la carestía que se vivía, prácticamente era imposible contar con los medios económicos necesarios para reparar los techos, las pa- redes y el equipo, que con el constante y prolongado uso se encontraba en deplorable condición.

Tras rodearse de un grupo de compañeros que pusieron todo su empeño para lograr un mejoramiento notable en la clínica, en los primeros meses se logró una ligera mejoría. Paulatinamente se logró incrementar el recurso que se destinaba a la clínica qué pasó de tres millones de pesos recaudados entre julio a octubre de ese año, a 24 millones de pesos en el mes de marzo de 1989.

Con estos recursos, no sólo se logró rehabilitar todo el edificio y el equipo existente, sino que hasta se adquirió el que hacía falta. Todo esto aunado a una gran campaña publicitaria por medio de la prensa y la radio.

Seguramente, entre los lectores habrá muchas personas que nacieron en la clínica de la Cruz Leonistica, donde se cobraban cuotas de recuperación en calidad de donativos y que eran entre 1.85 a un 75 por ciento menos de lo que cobraba una institución similar por el mismo servicio.

Precisamente, la sala de maternidad contaba con todo el equipo necesario para la atención de las futuras madres y pabellones en los que se les daba la atención para la recuperación tras su parto, mientras que en el área de cuneros se contaba con incubadoras canastillas y todo lo necesario para el cuidado de los neonatos, cuyos padres podían conocer a través de un panel de cristal.

Importante es señalar que los quirófanos se encontraban en tan buen estado que era común que muchos doctores que elaboraban en la medicina privada, solicitaran su alquiler y del equipo para realizar las intervenciones a sus pacientes cuando no contaban con los recursos necesarios para ha- cerlo en alguna de las clínicas particulares de mayor prestigio en la entidad.

Entre los principales proyectos que tenía el señor Eduardo Pérez Castillo, su director estaba la creación de un banco de córneas, que sería atendido por personal de los Estados Unidos y con instrumental también extranjero, un proyecto que finalmente no se logró, ya que por cuestiones económicas, la clínica cerró sus puertas en la primera década del siglo XXI.

Texto y fotos: Manuel Pool