Bicicletas y quesadillas

Everardo Flores Gómez
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Antes de que nuestra estimada lectora o lector deduzca por el título del artículo que voy a explicar aquí como llegar en bici a un buen puesto de quesadillas o que voy a hacer una apología sobre este delicioso platillo mexicano que ofrece nutrientes de primera calidad y energía necesarios para pedalear, permítanme decirle que no es así, el texto trata sobre ciclovías y seguridad vial.

En el argot de la seguridad vial para ciclistas una “quesadilla” es una clase de mobiliario urbano, también conocido como bolardo, que sirve para separar una ciclovía del carril de vehículos motorizados. 

No se sabe quién bautizó este mobiliario así, pero al verlo uno entiende más o menos  por qué los llaman “quesadillas”, porque con un poquito de imaginación y mucha hambre eso parecen, una tortilla doblada por la mitad abultada de un lado y delgada del otro, y no vaya a empezar pícaro lector con que si estas quesadillas llevan queso o no.

El Manual de Calles publicado en 2019 por Sedatu que tiene como objetivo  delinear ejes rectores para construir calles más humanas basándose en los criterios de inclusión, resiliencia, seguridad y sustentabilidad vial, nos explica que el nombre técnico de las “quesadillas” es “confibici” y que su función es señalar y segregar los carriles exclusivos para el tránsito de bicicletas, que deben colocarse en sentido longitudinal al eje de la vía en las ciclovías. El manual explica claramente que el confibici es un elemento de forma trapezoidal con un largo de 1.80 metros, con un ancho de .40 metros y un alto de .13 metros y que las paredes en los costados del carril ciclista deben ser inclinadas y la que está dispuesta hacia el carril de vehículos motorizados debe ser en ángulo recto con respecto al arroyo vial. Indica el manual que todas las aristas deben ser boleadas y que la plataforma superior debe tener una textura antiderrapante. Dice el manual que el cuerpo debe ser amarillo y contar con material reflejante en la cara frontal. Aquí cabe señalar que algunas quesadillas son de color verde esmeralda pues este es el color que se ha asignado a la infraestructura ciclista.

Una vez explicado con lujo de detalle qué son y para qué sirven las quesadillas reto a la lectora o lector a que piensen si han visto en alguna calle de Mérida estas “quesadillas”. Si las han visto los felicito, sí existen, poquitas, pero ya se empezaron a colocar, hay que decir sin embargo que la gran mayoría de ciclovías de la ciudad que es donde deberían estar no están, lo que tenemos en lugar de quesadillas son las famosas boyas, esas medias esferas metálicas que no son seguras para los ciclistas.

En primer lugar, al estar colocadas una tras otra las boyas impiden que el ciclista salga o entre con facilidad a la ciclovía ya sea para rebasar a otro ciclista o para evitar algún charco tan común en nuestras ciclovías. Las boyas por su redondez facilitan que los autos pasen sobre ellas pero si un ciclista llega a pisarlas fácilmente puede caer, no tienen ningún reflejante por lo que de noche son casi invisibles si no hay iluminación. En 2021 antes de que se instalaran la mayoría de las ciclovías en Mérida hicimos esta observación al Imdut, su respuesta fue que ya estaban licitadas, ignoro si es más barato colocar boyas que confibicis, pero ciertamente más seguras no son. El gobierno estatal tiene una deuda pendiente con los ciclistas, públicamente manifestó que haría al menos el doble de ciclovías de las ahora existentes, seguimos esperando que se construyan, esta vez con sus respectivas quesadillas o confibicis, como dice el manual. Así sea. 

Dato curioso: las quesadillas mexicanas tienen tan buen diseño que los alemanes decidieron importarlas para colocarlas en sus ciclovías en Berlín. Magnífico.