De acuerdo a especialistas, la pandemia aumentó a cuatro años el rezago educativo y por tal motivo, el Instituto Japonés Kumón puede ser una solución para reducirlo, ya que refuerza la compresión lectora, despierta el interés por las matemáticas y actualmente imparten inglés, en busca de que las nuevas generaciones sean bilingües y aspiren a tener mejores empleos, sobre todo en Yucatán, uno de los estados que capitalizaría el nearshoring.
En conferencia de prensa, el vicepresidente del Instituto, Felipe Cuéllar, explicó que, de acuerdo al Instituto Nacional de Estadística, Geografía (Inegi), se tiene más de 100 mil yucatecos mayores de 15 años de edad que no sabían leer y se ocupaba el sexto lugar nacional.
El censo de población y vivienda 2020, arrojó que cuatro de cada 100 hombres y seis de cada 100 mujeres de 15 años y más no saben leer y escribir.
Maestros y académicos han indicado que los alumnos no comprenden textos que los planes de estudios marcan que deberían saber. El año pasado, estudiantes de la Facultad de Medicina de la Universidad Autónoma de Yucatán (Uady) exigieron a los académicos a reducir sus tareas ya que consideraban que era mucha, pero éstos indicaron que era lo que marca los planes de estudios.
Cuéllar señaló que el rezago educativo no sólo es en México, también en otros países y está el caso de Costa Rica que no tenía y que a raíz de la pandemia del covid-19 ya registra este problema.
“Empresas japonesas se han asentado en Yucatán, pero difícilmente podrán contratar capital humano local y esto se agravará con la merma de profesionales en la entidad por bajo nivel académico”, precisó.
Resaltó que en inglés notan que los estudiantes tienen más interés, ya que lo exigen en las universidades y en todo el país tienen siete mil alumnos en esta materia.
Por su parte, la directora del Centro Kumón de la colonia México, Aimeé Ardines Bujanos, refirió que el método de estudio que realizan en el instituto es individualizado por ese motivo no utilizan pizarrón.
Aseveró que a todos los que entran les realizan un diagnóstico para saber el nivel de conocimientos y habilidades que tienen por eso la educación que imparten es personalizada.
“Se les muestra que los alumnos deben ser autónomos, críticos. Han llegado unos que nos indican que son pésimos y terminan teniendo un gusto por las asignaturas, les explicamos que, así como el deportista va a un gimnasio para entrenar así lo haremos con su cerebro”, explicó.
Texto y foto: Darwin Ail