Sacerdotes no pueden expresarse en materia política, pero sí recordar que no se idolatra a nadie, aclaran

El arzobispo de Yucatán, monseñor Gustavo Rodríguez Vega, reconoció que es cierto que la ley civil en México no permite que los sacerdotes se expresen en materia política, y que también la Iglesia prohíbe a sus clérigos hablar de política partidista en público y mucho menos desde el púlpito.

Sin embargo, agregó, es deber de los ministros de la Iglesia instruir a los católicos con las enseñanzas que emanan de nuestro Catecismo de la Iglesia, para que teniendo claros los conceptos, los bautizados se muevan en el campo político con más seguridad. “Cada bautizado, desde su fe, puede escoger, con su conciencia bien formada, el partido político en el que quiera militar o por el que quiera votar, porque no existe ni existirá un partido de la Iglesia”, dijo.

Explicó que de ninguna manera se debe idolatrar a ningún gobernante ni a ningún ser humano: Demos al César lo que es del César y a Dios lo que es de Dios.

Señaló que también es la oportunidad de fortalecer la conciencia de que todos los bautizados, y más aún después del sacramento de la confirmación, tenemos el compromiso de anunciar la Buena Nueva dondequiera que estemos.

“Los laicos no tienen que desempeñar un ministerio dentro de la Iglesia, pues el lugar propio de los laicos está en las actividades del mundo. Si un laico cree ser llamado por Dios para ofrecer un servicio en su Iglesia como catequista, como parte del equipo de liturgia o en alguna labor de la pastoral social, puede platicar con su párroco para hacer un discernimiento sobre su llamado y posible misión dentro de la Iglesia”, expresó.

Aseveró que los laicos son, como dice el Concilio Vaticano II, hombres y mujeres de Iglesia en el corazón del mundo, hombres y mujeres del mundo en el corazón de la Iglesia. Su misión es impregnar el mundo con el espíritu del Evangelio, llevando los valores del Reino de Dios a la política, a la economía, a la educación, a la cultura, a la sociedad, y a todos los espacios donde ellos se muevan.

Texto y foto: Darwin Ail