René Emir Buenfil Viera
psicrenebuenfil@gmail.com
Las personas adultas que creen que no necesitan de nadie, y que pueden hacer solas todo lo que requieran, incluso cuando claramente necesitan ayuda, que rehuyen y les cuesta trabajo profundizar e intimar en las relaciones sociales, que tienen un enorme miedo a la traición, a que las engañen o les vean la cara, y por eso intentan depender lo menos posible de las demás personas, esas son unas de las características principales de la hiperindependencia.
Y sí, claro que la independencia es algo deseable y sano, pero llevar esto al extremo del aislamiento y la desconfianza como moneda de cambio, suele ser el resultado de la negligencia o el abuso en el cuidado de esa persona cuando era pequeña, desde muy chica puede ser que haya entendido que las demás personas no son confiables y que si quiere algo lo tiene que conseguir por sí misma. Las personas hiperindependientes pueden soler negarse a colaborar o a trabajar en equipo, ni pedir ayuda, tienen dificultades para delegar las tareas, suelen ser perfeccionistas, ya que sienten que sólo dependen de ellas mismas y por tanto quieren ser autosuficientes, y se ponen una presión enorme para que todo salga lo mejor posible, y les cuesta trabajo aceptar cumplidos debido al aislamiento social, ya que si te rehusas continuamente a dejar que las personas te echen la mano, se vuelve muy complejo crear conexiones emocionales.
La hiperindependencia es una forma de autoprotección contra el daño que otras personas te pueden hacer, de evitar los disparadores o detonadores que te traumatizaron cuando eras menor, y como una manera de reaccionar queriendo tomar el control de la situación y la agencia, para no ser tan vulnerable como para que te vuelvan a hacer daño.
Lo complejo de la hiperindependencia es que muchas personas que han construído grandes muros a su alrededor, se sienten seguras, a la vez que saben que esto son una serie de conductas negativas y que muchas veces juegan en su contra, les pueden dar una sensación de seguridad, ¿pero a qué precio? La desconexión y distanciamiento de sus seres queridos es un precio demasiado alto para pagar. En terapia psicológica podemos explorar juntos, estas personas hiperindependientes y yo como terapeuta cuáles son los estilos de afrontamiento saludables para lidiar con el miedo y el pavor a que te vuelvan a lastimar, y poco a poco ir saliendo al encuentro de otras personas, siempre a los ritmos y a los tiempos de cada quien, y que puedan empezar a disfrutar de las conexiones emocionales con otras personas, a aprender de otras personas, y a no juzgar tan duramente a todas las personas desde el principio, y salir de esta profecía autocumplida del “más vale solo(a), que mal acompañado(a)”.
Una habilidad social básica que se desarrolla también es aprender a reconocer qué personas son dignas de confianza y quiénes no, y paso a paso, una mente más abierta empieza a tener sentido, y se va saliendo de este extremo para pasar a algo mucho más sano para la salud mental: la independencia que reconoce la interdependencia.