Cumpleaños

Blancas. Muy blancas. Eran telas que volaban al compás del viento. La carpa estaba montada al fondo del jardín, y era morada. Un morado fuego que se recortaba en la hermosa tarde de septiembre. Hacía mucho calor. Y el niño cumplía ya seis años. Sonaban las guitarras antes del inicio de la fiesta, sones muy aflamencados… Muy lindos…

Las niñas vestían de rosa. Faldas vaporosas giraban mientras ellas bailaban felices. Y los niños, todos, llevaban zapatillas verdes. Como el cumpleañero era del Betis era una especie de homenaje. Tocaron música clásica al piano cuando él apareciò. Bella, sonaba pura. Él llevaba unos pantalones muy azules, parecían un trozo de cielo.

Los paquetes de los regalos eran de tono plateado o de tono dorado, brillantes, creaban una sensaciòn fantástica. Y la tarta era muy oscura, puro chocolate, rematada con frutas. Frutas anaranjadas y lila, jugosas y frescas. El pequeño estaba feliz, tras haber estado enfermo festejaba su día con toda su familia. Con todos sus amigos. Feliz!

Le habían regalado capotes y muletas. Era un gran aficionado al toreo. Y disfrutaba mucho con los lances de Talavante y Lama de Gòngora. Principalmente con esos. Ya atardecía cuando el jardín se cubriò del rosa de las capas, todos jugando a las verònicas, del rojo de las muletas, todos en manoletinas y arte. Qué belleza!

Macarena tenía ya diez años, y era una excelente lectora, leía muchísimos libros. Al regresar a casa del cumpleaños así se lo relatò a su abuelo. Era ciego, y ella había leído que era muy positivo hablarle de sensaciones. La escuchò con todo su cariño, y quiso creer que aquella noche soñaría sueños de colores. Era todo tan bonito!

Dedicado a los abuelos
Dedicado a niños cumpleañeros
Dedicado a los niños que aman leer
Dedicado a niños taurinos
Dedicado a Luisito

A Talavante, Lama de Gòngora, cada alma taurina y todos los niños del mundo

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