Un oficio apasionante: el arte de restaurar imágenes religiosas

Con su local en el mercado Lucas de Gálvez, el yucateco lleva más de 60 años en esta actividad que le ha dejado grandes satisfacciones

Siempre es grato recorrer los pasillos del mercado Lucas de Gálvez, donde se pueden conocer historias muy interesantes como la de don José, quien lleva más de 60 años en la hermosa actividad de restaurar imágenes religiosas, y quien es ampliamente reconocido por la calidad de sus trabajos, al grado que sacerdotes de diferentes puntos de la entidad lo buscan para que les trabaje.

“Me llamo José Alberto Cervera Pinelo, y en la actualidad tengo 69 años de edad, comencé en esto a los 10, yo era el encargado de traer el almuerzo a mi padre y a mis tíos aquí al mercado, y venía caminando desde la colonia Esperanza al mercado, acá también me ocupaban para ir por las tortillas, el refresco y la masa porque en ese entonces se acostumbraba a tomar agua de masa”, comenta al darnos la bienvenida a su taller denominado “El Arte”.

En esos tiempos, en el año de 1964, en el Lucas de Gálvez, los puestos eran de madera y para entonces el puesto de su padre, don Rubén Cervera, estaba en la puerta, y posteriormente se pasó al lugar que ocupa en la actualidad, en el local 198, muy cerca del área en el que se expenden helados.

“Comencé lijando las imágenes, y así fueron pasando los meses, los años y cuando me di cuenta ya estaba trabajando con ellos, y ya me estaba ganando mis centavos en esta labor que ha dado grandes satisfacciones”, dice don José, quien recuerda que en esos tiempos las imágenes que predominaban eran principalmente de madera, así como las de yeso.

En la actualidad este material también se puede fusionar con resina y fibra, que son los materiales con los que se fabrican las imágenes de la Virgen de Guadalupe que los antorchistas acostumbran llevar a sus espaldas desde la Ciudad de México.

“Para la reparación se necesita la técnica y el ingenio, no se necesitan moldes, yo trabajo  madera, yeso, resina, fibra, barro, concreto”, comenta nuestro entrevistado, quien recuerda que entre los trabajos más complejos que ha realizado se encuentra la reparación de una guadalupana que le entregaron en 85 pedazos.

“Era de resina y fue muy difícil, porque se trató de empatar pieza por pieza, comencé a trabajar y el primer día me llevó 10 horas al igual que el día siguiente, y cuando al fin terminé, me di cuenta que le faltaban pedazos, entonces, donde quedaban los huecos los iba rellenando con pasta”, explicó.

Sin duda que aunque este trabajo requiere de tiempo y es muy laborioso, también es motivo de gran satisfacción para don José, sobre todo cuando el cliente se va satisfecho y lo recomienda, y hasta se da el caso de que hay personas que en el interior del estado ofrecen el servicio de reparación de santos y terminan llevándoselos a él.

A lo largo de estos 60 años de trabajo no ha faltado quien lleve hasta el local de Don José, imágenes extrañas, y de rostro grotesco como unos querubines de madera, que se negó a reparar porque está convencido de que no será participe de este tipo de creencias ajenas a la iglesia. De hecho, nos comenta que muchas personas le llaman “El Santero” por el hecho de reparar santos.

“Hay un amigo sacerdote que lo escucha y no le gusta que me digan, por el hecho de que se asocia con la práctica de la santería”, comenta nuestro entrevistado, quien destaca que sus tres hijas saben de este trabajo y tienen la técnica para hacer reparaciones.

Sin embargo, una de ellas es enfermera militar y la otra trabajadora social, así es que en la actualidad le acompaña en esta labor de restauración Perla Marisol, quien tiene 10 años de experiencia, así es que si usted requiere en un momento dado de una reparación especialmente ahora que se acercan fechas tan importantes como el 12, 24 de diciembre y el Día de Reyes, no dude en visitar a don José que seguramente le dejará muy satisfecho con su labor.

Datos a destacar

En el año 1964, en el Lucas de Gálvez, los puestos eran de madera y para entonces el puesto de su padre, don Rubén Cervera, estaba en la puerta, y posteriormente se pasó al lugar que ocupa en la actualidad, en el local 198.

Las imágenes que predominaban en esos tiempos eran principalmente de madera, así como las de yeso, y en la actualidad también se pueden fusionar con resina y fibra.

Texto y fotos: Manuel Pool