La uva estaba triste. Se había escapado, era traviesa, de la finca en la que vivía. Una finca en la crecían uvas albariñas. Con las que luego se elaboraría el excelente vino Mar de Frades…
Se hallaba perdida en mitad de un camino, sin saber qué hacer. A lo lejos el mar se deshacía en mil gotas de espuma… Atardecía en rosa y naranja, pura belleza!
El chico que la encontrò estuvo a punto de pisarla. Qué suerte verla y poder salvarla de un doloroso pisotòn! El chico se llamaba Martín. Tomò a la pequeña uva entre los dedos. Y casi ni se sorprendiò cuando la uva le hablò! Martín era aventurero a sus ocho años, y vivía una vida llena de sucesos extraños y maravillosos!
La uva se quejaba, estaba cansada y perdida!
Martín se la entregò a su padre. El hombre era escritor y componía poemarios taurinos y elaboraba cuentos infantiles que encantaban a los niños. La uva se sentía “poca cosa” Tan pequeña, tan verde, tan inocente… El hombre se ofreciò a acompañarla a la finca de la que se había escapado. No quedaba muy lejos, sería un grato paseo.
Mientras caminaban fueron hablando. El tipo convenciò a la uva de su inmensa importancia. Cuando creciera y madurara, junto a otras compañeras, se convertiría en vino. Vino que iría en botellas que se abrirían un jueves con amigos, un sábado con los cuñados, en una boda, una noche de cena-fiesta, en un bautizo, cuando alguien acabara la carrera…
Vino para momentos bonitos!
La uva sonriò…feliz…
Dedicado a todas las personas que elaboran vino, y a Mar de Frades
Dedicado a mi amigo Pablo para que disfrute Mar de Frades
Dedicado a mi grupo de whatsapp VegaSicilia
Dedicado al futuro vino que un día tendré
Dedicado a mi amigo Julián, que lidia con su vida
Dedicado a Luisito, con todo cariño