Mary Carmen Rosado Mota
@mary_rosmot
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Esta semana se conmemora el Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer, fecha designada como un recordatorio de las acciones que hacen falta para garantizar que las niñas, jóvenes y mujeres de todo el mundo vivan libres de violencia física, sexual y psicológica.
La ONU señala que una de cada tres mujeres ha sufrido algún tipo de violencia y, tristemente, cada semana escuchamos noticias de distintas ciudades o países que confirman estos datos.
Quisiéramos creer que el deporte está libre de violencia, que es un espacio seguro donde tanto hombres como mujeres tienen la misma oportunidad de desarrollar sus capacidades físicas sin poner en riesgo su integridad o exponerse a comentarios o situaciones dañinas. Sin embargo, sabemos que esto no ocurre así. Y ese es justamente el gran reto, romper esa rutina, reflexionar y cuestionarnos, ¿qué es lo que estamos haciendo para garantizar que las mujeres podamos vivir libres de violencia?, ¿qué hacemos para ofrecer a las niñas y jóvenes espacios deportivos seguros donde puedan desarrollarse? Es tiempo que empezar a responder esas preguntas con acciones concretas.
La semana pasada volvió la polémica al mundo deportivo de nuestro país cuando se propuso una modificación a la Ley Federal de Trabajo para garantizar un sueldo base en el deporte profesional que permita a quienes lo practican, hombres o mujeres, recibir un pago con el que puedan financiar al menos los requerimientos básicos de su labor deportiva. Rápidamente, esta noticia se tergiversó y desató una ola de críticas, burlas, reproches y hasta la posibilidad, por irreal que suene, de desaparecer la Liga MX Femenil, porque el que las mujeres reciban un salario digno, hasta en el deporte, parece una situación utópica y eso también es violencia, violencia económica.
Entre los comentarios también hubo quienes hasta proponían qué jugadoras de nuestra liga deberían abrir sus cuentas de contenido privado tras el “cierre de la división femenil”; en una clara muestra que, aun hoy en día, nuestros cuerpos se objetualizan y también es violencia, sexual.
Pero esto no tiene por qué ser así, estar inmersas en el deporte no debe implicar recibir burlas o algún tipo de acoso. El deporte es un derecho universal y todas y todos debemos tener acceso en un ambiente sano y seguro, sin importar nuestro género.
¿Qué podemos hacer al respecto? Dependiendo del nicho donde nos desempeñemos podemos sumarnos a esta lucha, a través de proyectos, programas enfocados a la sensibilización respecto a la violencia contra las mujeres. Pero también podemos ayudar desde nuestro lado de aficionadas y aficionados al deporte, exigiendo coberturas periodísticas con perspectiva de género, apoyando a las mujeres deportistas, replanteando nuestras propias creencias y no replicar prejuicios o estereotipos a través de nuestros comentarios.
Creo fielmente que el deporte siempre será una vitrina maravillosa para la construcción de mensajes y la creación de figuras que sirvan de ejemplo, quizá algún día en lugar de tener a deportistas acusados de violencia ganando sueldos altísimos, empecemos, por lo menos, en reconocer el talento de las mujeres dentro del deporte y pagarles salarios más justos; porque tanta desigualdad, tanto acoso, tanta brecha, no es normal, es violencia.