Relevancia del índice forense denominado intervalo post-mortem

Deyanira Trinidad Álvarez Villajuana

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Como parte de los estudios durante mi segundo doctorado, esta vez, en Ciencias Forenses, pues ya cuento con uno en Ciencias de la Educación y la Licenciatura base en Psicología y próximamente en Derecho, les comparto esta breve reflexión sobre este interesante tema relacionado con la criminología, y cómo los artrópodos y múltiples insectos, pueden ser aliados para determinar el  tiempo de muerte de una persona y ayudar a resolver investigaciones, que, sin estos pequeños grandes contadores de historias, se habrían quedado, sin resolver… Disfruten la lectura…

El intervalo post mortem (IPM) puede concebirse como el tiempo transcurrido desde la muerte de una persona hasta que es hallada. Si se desconoce el momento exacto de su fallecimiento, y este dato resulta clave para alguna investigación criminal, dicho dato puede estimarse, estableciendo una hora aproximada de la muerte. Existen técnicas de diferente índole, tanto científicas como médicas que brindan solidez a esta estimación. El IPM es fundamental para las investigaciones relacionadas con las ciencias forenses, y deben contemplarse condiciones tales como el livor mortis o el rigor mortis. Sin embargo, diversos métodos asociados, sólo son viables antes de que transcurran de 48 a 72 horas después del momento de la muerte, es decir, de dos a tres días. 

Por ello, cobra gran relevancia la entomología forense, ya que permite contar la historia de lo ocurrido, con mayor exactitud y sin dependencia de un lapso tan corto para la estimación. Dicha ciencia, utiliza las especies de artrópodos, cuyo nombre proviene del griego ἄρθρον, arthron, articulación, y podos, pie, y corresponden al filo más diverso de los meta-zoos (animales pluricelulares), el cual incluye una cantidad mayor al millón de especies descritas. De acuerdo a su número de patas, los artrópodos pueden dividirse en: insectos (tres pares de patas), arácnidos (cuatro pares de patas), crustáceos (cinco pares) y miríapodos (con más de 10 patas). 

Basándose en el análisis de los datos arrojados por estas especies, los entomólogos forenses, pueden estimar cuánto tiempo ha estado el cadáver expuesto y a través de ello, contribuir de forma significativa a la investigación que se lleva a cabo. 

Considerando lo anterior, los datos conocidos como de sucesión, pueden reflejar cuánto tiempo el cuerpo ha estado expuesto, y los datos de desarrollo pueden ayudar a estimar el periodo de tiempo en el que el cuerpo fue colonizado, ayudando a la investigación. Otro concepto clave relacionado con el IPM y su relevancia para la investigación criminal, es el periodo de actividad de los insectos. Éste, puede entenderse como el tiempo desde que los artrópodos colonizan el cuerpo hasta que los restos son finalmente encontrados. Dicho periodo de actividad, no siempre es concordante con el intervalo postmortem, estableciéndose en fechas recientes, lo que se conoce como intervalo mínimo postmortem, el cual representa el tiempo desde la colonización hasta el hallazgo en el cadáver, de los insectos inmaduros más antiguos. 

En resumen, la entomología forense puede concebirse como la interdisciplina en donde el estudio de los insectos y otros artrópodos interactúa con el sistema judicial. De acuerdo con Lord y Stevenson, la entomología forense, puede dividirse en: Urbana, Productos almacenados y Médico Criminal, siendo esta última área de especial interés para los científicos forenses. Asimismo, los insectos, que revisten mayor interés para las ciencias forenses, considerando sus hábitos alimenticios, son los necrófagos y los necrófilos, siendo especialmente importante el contemplar el ciclo biológico con fases inmaduras necrófagas para análisis relacionados con el IPM. Un último punto significativo vinculado con el IPM, es que existen casos en que es complicado remitir inmediatamente al laboratorio los indicios entomológicos, y es recomendable ante ello, para un embalaje adecuado, incluirlos en una solución de etanol al 70 por ciento.