Un estudio indica que el calentamiento de la era industrial comenzó a mediados de la década de 1860
La temperatura media global en superficie podría haber superado ya los 1.5 grados de calentamiento frente a la era preindustrial, e incluso rebasar los 2 al final de esta década, según sugieren proyecciones basadas en registros de temperatura oceánica conservados en esqueletos de esponjas del Caribe.
El Acuerdo de París (2015) tiene como objetivo limitar el calentamiento mundial por debajo de 2 grados, preferiblemente como máximo a 1.5 grados, en comparación con los niveles de la era preindustrial, para evitar las peores consecuencias.
Un estudio que publica Nature Climate Change, sobre el que otros expertos han expresado opiniones a favor y en contra, indica que el calentamiento de la era industrial comenzó a mediados de la década de 1860, es decir más de 80 años antes que los registros instrumentales de temperatura de la superficie del mar.
Desde entonces, el calentamiento global ha sido “medio grado superior a las estimaciones aceptadas actualmente” del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC), señaló en una rueda de prensa virtual Malcolm McCulloch, de la Universidad de Australia Occidental y uno de los autores del estudio.
Las temperaturas más cálidas de la tierra junto con el inicio más temprano del calentamiento de la era industrial habrían provocado que el calentamiento global fuera ya de 1,7 grados por encima de los niveles preindustriales hacia 2020.
También significa –dijo McCulloch– que, con las tasas actuales de emisiones de CO2, el umbral de los dos grados de las temperaturas medias globales en superficie “se superará, creemos, a finales de actual década”, dos antes de lo previsto.
“El reloj del calentamiento global para la reducción de emisiones con el fin de minimizar el riesgo de un cambio climático peligroso se ha adelantado al menos una década”, destacó.
El estudio se basa en 300 años de registros de temperatura de la capa mixta del océano (la región del agua que interactúa con la atmósfera) que recopilaron a través de una especie coralina longeva de esponjas recogidas en el Caribe oriental, especialmente lugares cercanos a Puerto Rico.
Las escleroesponjas registran los cambios químicos en su esqueleto de carbonato cálcico, lo que sirve de archivo natural de las temperaturas oceánicas.
En el Caribe oriental la variabilidad natural de las temperaturas es menor que en otros lugares y es una región importante para el intercambio de calor entre la atmósfera y el océano.
Los cambios de las temperaturas en Puerto Rico “replican los globales, por lo que es, probablemente, una de las mejores zonas” para intentar calcular la fuente dominante de la variabilidad plurianual de la temperatura y hay muy poca influencia directa de otros modos de variabilidad interna, según Amos Winter, de la Universidad Estatal de Indiana, Estados Unidos, y firmante del estudio.
Los datos se calibraron y compararon con registros de la base HadSST4 sobre la temperatura de la superficie del mar desde 1960 hasta el presente y entre ambos “hay una correlación muy estrecha”, destacó McCulloch.
Este estudio es “muy bueno y con una visión a largo plazo que no es muy frecuente”, indicó sobre el trabajo el doctor en biología e investigador del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) Fernando Valladares, que no participó en él.
La principal fortaleza es su escala temporal, que permite una visión histórica “muy buena” de con qué temperaturas entró el mar en el siglo XVIII, cuando “estaba más frío de lo que pensábamos, con lo cual las temperaturas actuales dan un mayor calentamiento”, agregó.
Texto y fotos: EFE