Fuerte amenaza para la apicultura

Uno de los preocupantes daños ambientales que ha traído la reciente migración de la comunidad menonita en la selva de Campeche ha sido la casi nula producción de miel de abeja debido a la grave deforestación de la zona.

Juan Manuel López Huicab, apicultor durante 59 años en el ejido Dzibalché Castellot, en Champotón, Campeche, cada temporada producía ocho toneladas de miel con calidad de exportación, ahora no produce nada.

La apicultura ha dejado de ser el sustento de decenas de familias en ese ejido, ya que desde hace una década se establecieron campos de empresas agroindustriales, se expandió la ganadería y se asentaron nuevas colonias menonitas, para luego iniciar la deforestación de la selva para sembrar soya, sorgo y maíz transgénicos, así como por el uso excesivo de agroquímicos.

Mientras que en el municipio vecino de Hopelchén, en marzo del año pasado, apicultores denunciaron que el uso de agrotóxicos prohibidos por las autoridades, como glifosato y fipronil, en los campos de cultivos, provocó la devastación de dos mil 600 colmenas de 75 apiarios, matando a miles de abejas y polinizadores nativos. Y tan solo hace un mes, la contaminación mató abejas de 800 colmenas.

Colonia menonita

A 20 kilómetros de la comunidad de don Juan Manuel se encuentra la colonia menonita Valle Nuevo Champotón, que se fundó hace seis años, donde los llamados gobernadores o jefes de tierras menonitas compraron siete mil 800 hectáreas al ejido Pich y establecieron ahí a 170 familias.

Jacob Friessen, habitante de Valle Nuevo, señaló que pagaron por lotes de 20 hectáreas a dichos jefes, 14 mil pesos por cada una de ellas en cinco pagos.

La mayor parte de las familias de esta comunidad migraron de Chihuahua a Campeche, dicen, por la falta de agua para sembrar las tierras

“Había puro riego allí y casi no llueve y como nosotros no teníamos luz, tuvimos que bombear con motores combustibles y salía muy caro y pues ya casi no nos convenía, conviene y por eso nos gustaba vivir aquí, en Campeche, donde hay lluvias para cosechar, así en lugar de regar”, explicó Friessen.

Cada familia tiene alrededor de 10 hijos y viven aislados, sin energía eléctrica o comunicaciones.

Los niños y jóvenes reciben clases en la iglesia con su propio método de enseñanza y a los 14 años, los hombres son enviados a trabajar en el campo.

En Campeche usan maquinaria, tractores, excavadoras, motosierras y cosechadoras en campos de cultivo con semillas transgénicas; crían ganado y montaron hornos para producir carbón con los árboles que han talado de manera ilegal. También los menonitas han perforado para abrir pozos de agua.

Mediante un comunicado, las autoridades federales reconocen que “la comunidad menonita ha desarrollado una agricultura intensiva mecanizada basada en el cultivo de transgénicos y el uso de agrotóxicos, así como sistemas de producción de carbón que han llevado a la deforestación en la zona.

“Además de situaciones irregulares de compra-venta de tierras. Lo que ha impactado significativamente en la salud de ecosistemas, pueblos y comunidades”.

Texto y foto: Agencias