El papa Francisco no leyó ayer la homilía que había preparado para la misa del Domingo de Ramos, la celebración eucarística que abre los ritos de la Semana Santa y que había reunido a más de 25,000 fieles que abarrotaban la plaza San Pedro en el Vaticano.
Aquejado por molestias en las rodillas y persistentes problemas respiratorios, Francisco tampoco participó en la procesión de cardenales en torno al obelisco de la plaza al inicio de la misa. En lugar de eso, el pontífice de 87 años, bendijo desde el altar las ramas de olivo y palmas que llevaban los fieles.
En la apertura de la ceremonia, el papa había mostrado una voz cansada y al final de la lectura del Evangelio, cuando se esperaba la homilía, siguió un prolongado silencio tras el cual se pasó directamente al credo.
La decisión del papa, que prefirió no leer la homilía para dejar un tiempo de reflexión personal, fue totalmente inesperada, ya que estaba previsto que lo hiciese en el Domingo de Ramos y sorprendió a todos al no hacerlo.
Hace más de tres semanas, cuando el papa Francisco tuvo una gripe y desde entonces aunque ha seguido con su agenda no ha podido leer en muchas ocasiones ya que se cansa al leer largos discursos.
El pasado miércoles, durante la audiencia general, Francisco no leyó la catequesis preparada y en su lugar lo hizo un colaborador porque, afirmó: “Todavía no puedo”, en referencia a los problemas respiratorios que arrastra.
La plaza estaba engalanada con las ramas de olivo y palmas que los fieles, religiosas y miembros de la Curia habían portado en procesión antes de la misa, recordando la entrada triunfal en Jerusalén de Jesús de Nazaret.
Antes de la misa, tuvo lugar la procesión, que primero se dirigieron al obelisco central de la plaza de San Pedro, donde fueron bendecidas las palmas en uno de los ritos más antiguos del catolicismo, que data del siglo IIII.
El Domingo de Ramos dio inicio a una semana atareada para Francisco antes del Domingo de Pascua, cuando los fieles conmemoran la resurrección de Cristo. Francisco tenía previsto acudir el jueves a una prisión de mujeres en Roma para el ritual tradicional del lavado de pies. El viernes esperaba presidir la precisión nocturna del Via Crucis en el Coliseo de Roma, que rememora la crucifixión de Cristo.
Al día siguiente se celebra la Vigilia de Pascua, durante la que Francisco preside un solemne servicio nocturno en la basílica, antes de la misa del Domingo de Pascua en la plaza de San Pedro y su bendición a mediodía desde el edificio.
Durante este invierno, Francisco ha sufrido episodios que él y el Vaticano han descrito como gripe, bronquitis o resfriados. Durante las últimas semanas ha pedido en algunas ocasiones que un asistente lea sus discursos y lecciones de catequesis para ahorrar esfuerzos.
Texto y foto: Agencias