El número de muertos por las devastadoras inundaciones que castigan al sur de Brasil llegó a 116 este viernes y el Gobierno alertó sobre unas fuertes precipitaciones previstas para el fin de semana, que pueden agravar aún más una situación que ya es crítica.
Las previsiones en algunas regiones del estado de Rio Grande do Sul es que las lluvias alcancen entre sábado y domingo un volumen de 115 milímetros, lo cual volverá a presionar el nivel de ríos que ya están desbordados, dijo el ministro de Información, Paulo Pimenta, en una rueda de prensa junto a otros miembros del gabinete. “Es muy preocupante”, apuntó el ministro de Desarrollo Regional, Waldez Goés, quien señaló que esas nuevas precipitaciones pueden poner en jaque el trabajo de los equipos que intentan recuperar el tránsito en decenas de carreteras de Rio Grande do Sul.
Pimenta explicó que, además de “salvar vidas” y “atender a los damnificados”, las autoridades están concentradas en “recuperar las comunicaciones, la energía y las carreteras”, a fin de restablecer “un mínimo de normalidad”, y en garantizar el flujo de alimentos, agua y medicinas, que escasean en muchas regiones que permanecen aisladas.
Según el último balance oficial, después de 10 días de lluvias intensas el desastre climático deja hasta ahora 116 muertos, 143 desaparecidos y 756 heridos, así como 70.772 personas alojadas en abrigos.
Texto y foto: EFE