Una reflexión desde el corazón

Deyanira Trinidad Álvarez Villajuana

Whatsapp para sesiones:
9991-20-66-69 

grupodesarrollarte@gmail.com 

Twitter / Instagram: 

@deya_bendecida  

Papi y mami, en una de sus últimas fotos, muy orgullosos ambos de su única hija, cuando me dieron el registro como Perito en Psicología en el Poder Judicial. Por cierto, estoy igualita a mi papá jejeje, pero café con leche, porque él era morenito y mi mamá huerita. Mis amore. ¿Testimonio? Cuarenta años de casados, única esposa, única hija. Cubano, mexicana, y yo, nací en Yucatán.

Papi, brillante, un genio, multipremiado desde niño, Médico Veterinario Zootecnista, estudios y premios en genética, investigaciones, idiomas múltiples, parte de la selección cubana de Judo, estudios militares, muy talentoso y multifacético. Un genio.

Áreas de oportunidad: trastorno bipolar, 38 ingresos al Hospital Psiquiátrico de Yucatán, por crisis. La primera de ellas, cuando yo nací, se puso demasiado feliz y la emoción lo superó. No dormía y caminaba sin parar… Y cuando se deprimía, era extremo. Pese a todo, jamás nos puso un solo dedo encima, era sumamente noble, de corazón generoso, y no era “su culpa”. Éramos sus reinas, no cabía del orgullo al hablar de mi.

Por su parte, mi mamá, líder, estable, exitosa, muy responsable, disciplinada, emprendedora, directa, perseverante, con muchos dones artísticos y para la administración, generación de grupos, fue la primera Presidenta de Turismo del estado de Yucatán, durante el periodo del Gobernador Francisco Luna Can, y fue reelecta en dos ocasiones.

Simplemente no pasaba desapercibida por su trabajo dedicado y de excelencia. No se le facilitaba a como a mi papá todo lo intelectual (don de Dios), pero era más consistente que él. Pianista desde niña, y actriz de teatro experimental. Catorce años más grande que mi papá. Un amor a prueba de fuego.

Mi papá era un amor y nos dio siempre lo mejor de él. Sus crisis eran muy difíciles de sobrellevar, pero el amor todo lo pudo, y al final, recibió a Jesús en su corazón como su único Señor y Salvador, al igual que mi mamá, a través mío, permitiéndome Dios evangelizarlos a ambos, y su último periodo juntos, lo pasaron junto conmigo, en la iglesia, aprendiendo más de la palabra de Dios y creciendo espiritualmente. Cuando alguien me dice que por un berrinche o un pleito, se van a divorciar, bloquear, dejar de hablar, yo solo pienso: les falta amor y carácter. Cada caso es diferente, pero, fui testigo de un amor incondicional que se enfoca en lo bueno y perdona lo no tan bueno, reitero, jamás hubo violencia de su parte hacia nosotras, ni un solo dedo, jamás, de hecho el cocinaba, nos consentía, se desvivía por nosotras en sus periodos estables, la gran mayoría del tiempo.

Él me enseñó a leer, escribir, idiomas, amor por los animalitos, y a no tener miedo a las situaciones, ya que era muy arriesgado y Dios siempre lo protegió. Se amaron pese a todo. Lo que mi mamá hizo no es fácil, amar pese a un tema de salud mental, al hombre de su vida. ¡¡¡Mis respetos!!! Otros u otras abandonan, demostrando su falta de amor, empatía y maldad. Gracias a Dios por quienes aman al prójimo como a ellos mismos.

Por cierto, derribemos estereotipos en materia de salud mental, las personas con algún diagnóstico, merecen todo nuestro amor y respeto, y a saber, Jesús vino por ellos. Amas? Eres cristiano? Jesús amó y no de lejos. Un abrazo y muchas bendiciones. Tremendo ministerio en formación, no me lo cuentan, tengo una vida de experiencia amando lo difícil, y viendo su transformación. Me consta. Al frente y adelante.