Por el momento son mínimos los recursos que se invierten para rescatar este vital ecosistema, sobre todo como una protección en tiempo de ciclones y huracanes
El biólogo Jorge Herrera Silveira, especialista en ecosistemas de manglares e investigador del Cinvestav Mérida, planteó que es necesario contar con el apoyo de la iniciativa privada, tanto para financiar proyectos que permitan salvar manglares, como para crear conciencia para evitar afectar superficies ya restauradas.
Esta situación es muy grave, ya que lo que se logra replantar en 5 años se pierde en tan solo uno por la falta de conciencia de muchos propietarios de terrenos ubicados cerca o en la costa, quienes están bloqueando las entradas de agua, y ya están rellenando los manglares, por lo que se requiere del apoyo de los nuevos gobiernos federal y estatal.
“Más que dinero del gobierno necesitamos que se tomen medidas para que lo que ya se ha hecho no se destruya”, reiteró el investigador, quien detalló que este problema se observa a lo largo de la costa yucateca, desde Celestún hasta El Cuyo, pero se agrava más en el tramo entre Chicxulub Puerto y Dzilam de Bravo.
En este sentido, explicó que tenemos que entender que existe una conectividad entre tierra adentro y la costa, de tal modo que se ha observado que las carreteras y los terraplenes que se hacen para llevar los rellenos para las casas, impiden que el agua en épocas de lluvia fluya del interior hacia la costa.
“Obviamente, esto deteriora los manglares, y luego la misma gente que vive ahí va a sufrir los efectos, porque cuando venga un huracán no van a tener la protección del manglar para que le reduzca la energía del viento y la inundación, por lo tanto es muy importante que se hagan acciones para evitar que desarrollos impacten negativamente a la zona del manglar”, subrayó.
Cabe destacar que muchos que construyen fuera del manglar piensan que no ocasionan algún impacto, pero, advierte Herrera Silveira, hay que tener en cuenta que el agua subterránea fluye de tierra adentro hacia la costa de una manera continua, por lo que, cuando sube el acuífero, se inunda todo.
Por el momento son mínimos los recursos los invertidos para rescatar este ecosistema tan valioso, sobre todo como una protección en tiempos de huracanes, como quedó de manifiesto en Cancún, Quintana Rool, donde los propietarios de yates y embarcaciones, resguardaron sus navíos en medio de los mangles, y este dinero proviene de organizaciones como WWF y otras, pero es una realidad que es insuficiente.
Uno de los equipos que ha contribuido a que esto sea realidad es el que integran las llamadas “Las Chelemeras”, un grupo de 14 mujeres, que inclusive hace unos meses recibieron un reconocimiento internacional por su labor, pero sin un beneficio económico.
Herrera Silveira resaltó que este grupo inicialmente estaba integrado por 18 mujeres y luego en la actualidad con 14, “y no es que haya desinterés por participar, al contrario hay muchas mujeres en otros puertos como Sisal, Telchac, Santa Clara, Dzilam de Bravo y El Cuyo que quieren sumarse a proyectos para el rescate del mangle, pero se desaniman cuando escuchan que no hay un sueldo seguro y que se depende de los apoyos internacionales.
Por ello, continuó el entrevistado, es necesario que la iniciativa privada se sume a esta labor, que no requiere inversiones millonarias, como las que se realizan en materia de infraestructura en Progreso, ya que, recordó, desde su integración en 2010, en el área que trabaja el Grupo Comunitario de Las Chelemeras se han invertido alrededor de unos tres o cuatro millones de pesos, con lo que a lo largo de ese tiempo se han logrado restaurar más de 50 hectáreas de manglar.
Para darnos una idea de la dimensión de este logro, esta superficie equivale a 71 campos de fútbol y por eso, merecidamente, estas mujeres han obtenido un reconocimiento Internacional de la Unesco, la Fundación Blue Marine y otros como modelo para la región.
Entonces, agregó el entrevistado, el mensaje es que la restauración de la manglares es factible, gracias a la interacción entre la comunidad, en este caso mujeres de Chelem, la academia, es decir, el Cinvestav y la Escuela Nacional de Estudios Superiores (ENES) de la Unam y las organizaciones como la WWF y The Nature Conservancy, que han apoyado el trabajo
“Se puede hacer, se está haciendo, pero los recursos son muy limitados por parte de las asociaciones no gubernamentales, mientras que la iniciativa privada tiene muchos más recursos que podría canalizar por ejemplo para concluir con la restauración del área que trabajan “Las Chelemeras”, para lo cual se requieren de alrededor de 5 y 7 millones de pesos”, detalló.
Así es que a unos días de que se celebre el Día Internacional del Manglar, el 26 de julio, el llamado es a la iniciativa privada y por otra parte el gobierno, que, aseguró Herrera Silveira “son los que han faltado en sumarse”.
“La iniciativa privada aprovecha, usa y se beneficia con los recursos naturales, pero no invierte en su conservación y restauración; por otra parte, el gobierno muchas veces no muestra interés en estos temas que no son tan vistos y no dan tanta visibilidad en los noticieros, pero que a la larga son importantes porque además están asociados a un tema de interés general, que es el cambio climático”, planteó.
Finalmente, Herrera Silveira compartió los resultados del monitoreo de biodiversidad que realizaron las integrantes del Grupo Comunitario “Las Chelemeras”, en la zona de restauración de la ciénaga de Progreso.
El objetivo de esta actividad, que se realizó en colaboración con el grupo del Laboratorio de Producción Primaria Cinvestav-Mérida, fue reportar especies de aves y gasterópodos que están usando, en alguna fase de su ciclo de vida, el ecosistema de manglar en restauración.
Así es que se identificaron 18 especies de aves residentes y migratorias, destacando la Garza Rojiza, incluida en la NOM-059-SEMARNAT como especie en Peligro de Extinción.
También se registró el Flamenco Rosado que es una especie Amenazada. La presencia de las aves identificadas indica que el ecosistema está en recuperación gracias a las acciones de restauración de las Chelemeras.
Otra especie importante registrada durante el monitoreo fue el Caracol Chivita (Melongena coronata bispinosa), cuya abundancia es una señal positiva de los esfuerzos de restauración. Esta especie es cotizada por los restaurantes pues se usa como “botana”.
Esta labor que se realizó el pasado 20 de junio, como parte del Proyecto “Restauración Comunitaria de Manglar con Enfoque de Género, fue posible gracias al financiamiento del PPD (Programa de Pequeñas Donaciones) del Fondo para el Medio Ambiente Mundial (FMAM) implementado por el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD).
Texto y fotos: Manuel Pool