Mary Carmen Rosado Mota
@mary_rosmot
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Han concluido oficialmente los Juegos Olímpicos de Paris 2024, desde que Tokio les pasara la estafeta en aquel 2021, hubo demasiadas expectativas sobre lo que esta edición podría ofrecernos, la logística que implicaría “llevar” las competencias a lugares icónicos de su sede, así como el mensaje que se compartiría al mundo entero cuando la justa olímpica volviera a una ciudad que fue tan importante para las mujeres en la historia de esta competencia. Y la realidad es que no decepcionó.
Mujeres apoyando mujeres
De los grandes momentos que vivimos en esta edición definitivamente se debe mencionar el podio de la prueba de suelo en la gimnasia artística; Rebeca Andrade logró una medalla de oro sumamente significativa porque no solo se coronó en una reñida competencia si no que, también, esa medalla la convirtió en la máxima ganadora de preseas olímpicas para Brasil. Por lo tanto, en una muestra de máximo respeto y admiración, Simone Biles (plata) y Jordan Chiles (bronce) le rindieron reverencia al momento de subir a la primera posición, demostrando que sí, las mujeres apoyan, reconocen y valoran a otras mujeres.
Las representaciones importan
Considero que las representaciones son importantes y, aunque no se consigan medallas, ver a atletas de México peleando lugares en el podio o luciéndose en pruebas donde no es común que nos representen hacen la diferencia. Ahí tenemos a la selección de gimnasia rítmica que, por primera vez, clasificó a unos Juegos Olímpicos y al equipo de nado artístico que regresó a la justa luego de casi 30 años; después de París muchas niñas y niños sabrán que su disciplina también los puede llevar a la cumbre del deporte mundial.
Nosotras también somos importantes
Esta edición se distinguió por combinar las finales femeniles y varoniles en horarios estelares dándoles el mismo foco a ambas ramas, hubo días donde las mujeres cerraban la jornada deportiva y viceversa. Incluso en algunos casos las finales femeniles fueron las encargadas de cerrar la competencia de ese deporte, como sucedió con el torneo de fútbol, voleibol de sala y basquetbol. También, por primera vez, el maratón femenil fue la última competencia en premiarse y se realizó en la ceremonia de clausura como símbolo de la importancia de las mujeres en el ámbito deportivo.
Paris 2024 nos deja grandes momentos, inolvidables hazañas y récords que seguramente perdurarán algunas ediciones más. Pero, principalmente, pudimos atestiguar, como cada cuatro años, la voluntad del espíritu olímpico, ese mismo que tuvo la atleta Kinzang Lhamo, abanderada de Bután, cuando sintió que ya no podía correr más en el maratón, se detuvo y con el apoyo de la gente, emprendió de nuevo la ruta para finalizar el recorrido en poco menos de cuatro horas. Porque no seríamos nosotras mismas si no intentamos ir más alto, más rápido, más fuerte.