Las muertes por calor podrían triplicarse en Europa para el año 2100 y pasar de las 43,729 actuales a 128 mil 809 a finales de siglo con las políticas climáticas vigentes, especialmente en países como España, Italia o Grecia, según un estudio de la revista científica británica The Lancet Public Health.
La investigación, que toma datos de 854 ciudades europeas y es el primer análisis detallado sobre los riesgos de salud de las temperaturas extremas en Europa, subrayó la necesidad de “reforzar las políticas para limitar el calentamiento global y proteger a las regiones y miembros de la sociedad más vulnerables” de los efectos climáticos.
En la actualidad, ocho veces más personas mueren por frío que por calor en Europa, pero el ratio de muertes por frío-calor “cambiará dramáticamente durante este siglo, con un aumento de las atribuidas a las altas temperaturas en todas las partes de Europa”, indicó Juan Carlos Ciscar, investigador del Centro Común de Investigación de la Comisión Europea (JRC) en un comunicado.
Cambio drástico
Las muertes por calor podrían pasar de las 43,729 actuales a las 128 mil 809 a finales de siglo; mientras que, en el mismo escenario, las muertes atribuidas al frío podrían reducirse ligeramente: de las 363,809 actuales hasta las 333 mil 703 en 2100.
Las regiones del sur de Europa, como España, Italia y Grecia, serán las más afectadas, con un aumento significativo en las tasas de mortalidad por calor y, en España, por ejemplo, el estudio proyectó un incremento en las muertes por calor de 4,414 a 20,194 por cada 100 mil personas para 2100.
En contraste, países como Noruega y Suecia podrían ver un aumento en las muertes por frío debido al crecimiento en la población anciana, a pesar de la disminución general en otras regiones.
“Existe una necesidad crítica de desarrollar políticas más específicas para proteger estas áreas y a los miembros de la sociedad más vulnerables a las temperaturas extremas”, aseguró el investigador del JRC, David García-León.
A pesar de estas proyecciones alarmantes, los autores del estudio reconocen limitaciones, como la posible “sobreestimación” de las muertes debido a que los datos se basan en áreas urbanas, donde las temperaturas suelen ser más extremas que en zonas rurales y los resultados no tienen en cuenta el género, la etnia ni los efectos sobre los bebés, también vulnerables a las temperaturas extremas.
Texto y fotos: EFE / Agencias