René Emir Buenfil Viera
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Cuando tu novio o tu marido se cae del pedestal donde lo pusiste tanto tiempo, intocable, y que lo defendías a capa y espada de todas las personas que te querían hacer entrar en razón, te puedes sentir como una tonta, pudieras preguntarte cómo permití que me vieran la cara, incluso te puede llegar a invadir la culpa como si tú lo hubieras provocado o propiciado, pero primer punto y muy importante: ninguna mujer es culpable de la violencia de género que recibe, ni tampoco eres culpable del abuso narcisista que ejercen en tu contra, más bien estás sobreviviendo. Ya sea por infidelidad, golpes, violencia sexual o económica, lavado de cerebro, por aislarte de tu familia y amigos(as), humillaciones o una perversa combinación de todas estas, ¡cuánto cuesta quitarse la venda de los ojos! ¿Por qué pasó esto? Aquí algunos puntos para reflexionar:
Idealizar a un hombre es un peligro del amor romántico, creer que no puede cometer un error, ¡Pero si somos humanos, todos y todas cometemos errores! Quizá te nubló el enamoramiento, o te nubló la admiración, o te deslumbró con las cosas que te dijo cuando parecía tan sincero, o cómo te trataba al principio, pero el punto es que hoy te empiezas a dar cuenta que lo único que lo hace brillar son tus ojos, tu mirada, el brillo que tú le pusiste por el pedestal donde lo colocaste, y que cuando lo empiezas a ver con otros ojos, con los ojos de la realidad, entonces no es tan especial como parecía o como te hacía creer.
Otro punto es que idealizar a una persona es un camino directo a la desilusión, cuando te das cuenta de sus sombras, cuando lo que oculta sale a la luz, cuando las cosas no le salen bien y lo cachan en la movida, entonces te empiezas a topar de frente con sus errores, y como son lados que mantuvo ocultos por mucho tiempo te da la sensación de desconocerlo, de no saber quién es, y más doloroso aún, dudar si lo que decía o hacía era verdad o era sincero.
Confiar ciegamente hace que te sienta segura, que no te valore lo suficiente, y que esté seguro que ni siquiera sospechas de las cosas que anda haciendo a tus espaldas. Poner las manos al fuego por tu novio o esposo pudiera ser tentador para algunas mujeres, o lo hiciste porque eres confiada o ingenua, o lo hiciste porque ojos que no ven corazón que no siente, no importa cómo haya sido, importa que ya abriste los ojos, que bueno, ya no hay vuelta atrás, ya empiezan a hacer sentido muchas cosas y a la vez hay mucha confusión, y algo que urge solucionar es que estás enojada contigo misma, y ojalá toda esa ira la canalices y la uses de la mejor manera posible y sea el motor del cambio, de que se le acabó la mujer dócil y sumisa e incondicional, que vas a poner límites, vas a poner en duda muchas cosas que dabas por ciertas, y vas a ser estratégica y no visceral, te vas a asesorar psicológica y legalmente, vas a ver cuáles son tus opciones, porque sabemos que es muy difícil que cortes todo de tajo por el apego tan grande que tienes.