Los insectos que se alimentan de madera (xilófagos) están arrasando las poblaciones de encinas y alcornoques que albergan las Reservas de la Biosfera de Monfragüe, Tajo Internacional y Siberia, en Extremadura, y las aves insectívoras y murciélagos, sus depredadores naturales, se posicionan como las únicas armas para luchar contra unas plagas que la “química” no logra frenar.
Según los primeros resultados de los análisis llevados a cabo por SEO/BirdLife en 1,500 hectáreas de las citadas reservas, entre el 78 y el 100% de los árboles analizados presenta un nivel de infestación muy grave, con daños muy severos e incluso ejemplares ya muertos o moribundos debido a la actuación de estos insectos.
Estos alarmantes datos llegan después de que estudios preliminares de la Junta de Extremadura mostraran que las masas de dehesas de las tres reservas de la biosfera contaban con niveles muy altos de presencia de insectos xilófagos, en especial los denominados cerambícidos y bupréstidos.
Cuando se rompe el equilibrio entre especies
Estos grupos de invertebrados son parte de la biodiversidad natural de los bosques, pero cuando los árboles están envejecidos, deteriorados y enfermos, o el ecosistema no tiene un equilibrio de especies, algunos de estos insectos se convierten en plagas que afectan de manera crítica al arbolado, agravando su situación y perdiendo muchos ejemplares, han explicado desde la SEO/BirdLife.
Tras conocerse estos informes, la organización conservacionista presentó a la Junta de Extremadura proyectos para cada una de las tres reservas que planteaban restaurar las dehesas recuperando elementos de la biodiversidad que mejoran su resistencia y regeneración.
“La idea central, reforzar las poblaciones de las especies que ayudan a controlar a estos insectos xilófagos, con la intención de recuperar el equilibrio del ecosistema por medios naturales”, expresó.
Cajas y refugios
Para ello, están colocando en las zonas de actuación más de 1,800 cajas nido de aves insectívoras y 750 refugios para colonias de murciélagos forestales, en ambos casos, depredadores naturales de insectos xilófagos.
Además, trabajan con los propietarios y trabajadores de las fincas en las dehesas en las que se está actuando con jornadas de capacitación para adoptar y gestionar este tipo de medidas de resistencia biológica de las dehesas.
Esta solución natural, debería acompañarse de actuaciones como las podas sanitarias o el fortalecimiento de la dehesa reduciendo otros impactos negativos, como la simplificación del hábitat o la sobreexplotación ganadera que empeoran la calidad del ecosistema y potencian la aparición de estas plagas, ha añadido.
Texto y fotos: EFE / Agencias