Editorial de Peninsular Punto Medio

Levantaron ámpula en diversos círculos políticos y de la sociedad en general las declaraciones del expresidente de México Ernesto Zedillo Ponce de León sobre la reforma al Poder Judicial, al asegurar que el verdadero propósito de la reforma es “arrasar al actual sistema de justicia y crear uno nuevo que siga sin resistencia los lineamientos del Ejecutivo federal, situación que derivará en la pérdida de la democracia”.

Lo anterior fue manifestado por el ex mandatario en la Conferencia Anual de la Barra Internacional de Abogados, donde calificó como un “error histórico” la aprobación de esta reforma, y acusó a quienes la avalaron de ir en contra de la patria, pues la verdadera motivación fue cobrar una revancha de López Obrador contra la Suprema Corte de Justicia de la Nación (Scjn) por no doblegarse.

Zedillo, quien en su mandato también aplicó una reforma judicial (1995), puntualizó que es muy claro que a partir de ahora la presidencia de la República será muy poderosa para combatir y sofocar cualquier disidencia, “todos los principios esenciales del estado de derecho podrán ser pisoteados”.

En respuesta vía redes sociales, el senador morenista Ignacio Mier Velazco, le recordó a Zedillo su pasado durante su sexenio y cuestionando su moralidad.

Por lo anterior, no dudó en recordarle al ex mandatario su propio historial, señalando que durante su administración no hubo justicia para las víctimas de la matanza de Acteal en Guerrero, ni para los campesinos de Aguas Blancas.

Conforme pasen los días no faltarán las voces, unas a favor, unas en contra, de la recién aprobada reforma, cuyo decreto ya firmó Andrés Manuel López Obrador.