Mary Carmen Rosado Mota
@mary_rosmot
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En 450 días, poco más de un año y medio, estaremos viviendo una nueva edición de los Juegos Olímpicos de invierno que serán celebrados en dos sedes simultáneas, Milán y Cortina d’Ampezzo, en Italia en febrero de 2026. Así que adentrarnos a los deportes de invierno siempre es buen momento para recordar grandes historias de mujeres que rompieron esquemas, superaron obstáculos y subieron a la cima del podio más importante del mundo.
Bonnie Kathleen Blair nació en 1964 en uno de los condados pertenecientes a Nueva York; se podría decir que casi aprendió a caminar patinando pues la primera vez que pisó una pista de hielo tenía tan solo 2 años. A los 4 años ya practicaba el patinaje de velocidad. Contar con una fisionomía “diferente” para los estándares del deporte de su elección no implicó tanto problema como el factor económico.
El deporte de alto rendimiento siempre conlleva fuertes gastos y, en la mayoría de las ocasiones, se termina financiando por quienes lo practican o sus familias que, en la búsqueda de mejorar su desempeño, deben costearse entrenamientos, alimentación especial, vestuarios, implementos deportivos hasta viajes a torneos de fogueo, cosa que Bonnie logró con el apoyo de la gente de su ciudad natal y el departamento de policía que recaudó hasta siete mil dólares para apoyar sus sueños que estaban cerca de hacerse realidad.
Los Juegos Olímpicos de invierno de Sarajevo en 1984 significaron su primera actuación en el torneo más importante del mundo del deporte y a pesar del esfuerzo quedó ubicada en la octava posición en los 500 metros de patinaje de velocidad. Pero si algo sabía esta atleta es que lo único que podía hacer al regresar a casa era seguir entrenando y hacerlo mejor. Y vaya que así lo hizo.
Cuatro años más tarde en Calgary 1988 Bonnie Blair estuvo presente en más pruebas y obtuvo la tan anhelada medalla de oro en la prueba de 500 metros y el bronce en los 1000 metros. Hazañas que repetiría en Albertville 1992, siendo campeona olímpica de los 500 y 1000 metros en patinaje de velocidad. Aunque su próxima cita a la historia estaba a tan solo un par de años, por la modificación del calendario olímpico de invierno.
Es así como en 1994, con la intención de alternar con los de verano, se realizaron los Juegos de invierno en Lillehammer y ahí, dos años después de su último título olímpico, conseguiría convertirse en la mujer más laureada en el olimpismo de invierno de su país al repetir como campeona olímpica en los 500 y 1000 metros. Además, logró bajar la marca de los 39 segundos para los 500 metros, suceso que un año después repetiría al imponer el récord mundial de 38.69 segundos para, literalmente, volar sobre el hielo.
Bonnie Blair se retiró a los 31 años, siendo la primera mujer estadounidense en lograr cinco medallas de oro olímpicas y desde el 2004 fue inducida al salón de la fama del olimpismo de su país. Esposa y mamá, se dedica a promover el deporte en las mujeres a través de su fundación, pues esta tricampeona olímpica sabe que, a veces, requerimos de un pequeño impulso para cumplir nuestros sueños.