Editorial de Peninsular Punto Medio

La elección de un nuevo papa siempre es un momento histórico, pero también de definiciones de cara a los problemas de la propia Iglesia Católica y el mundo entero.

Pero con León XIV la idea general es que se trata de una continuación del pontificado de Francisco, su antecesor argentino fallecido el Domingo de Pascua y que desató una expectación en el mundo que concluyó ayer con la fumata blanca en la Capilla Sixtina.

La reacción general en torno a la decisión de los cardenales es que León XIV encabezará la Iglesia Católica bajo las mismas premisas que se marcaron en los últimos años, ya que era uno de los hombres más cercanos a Francisco.

Puede ser que sea así, pero sin duda se trata de un rostro que, por otro lado, es familiar para América Latina, tanto que en su primer mensaje también habló en español y se dirigió a los fieles de Chiclayo, Perú.

“Un pueblo fiel ha acompañado a su obispo, ha compartido su fe y ha dado tanto para seguir siendo la Iglesia fiel de Jesucristo”, dijo a los peruanos, que lo tuvieron como obispo hasta el 2023.

En su mensaje León XIV también habló de una iglesia que debe buscar la paz y abrirse a todo el mundo. Veamos:

“Todos estamos en manos de Dios, por lo tanto, sin miedo, todos unidos de la mano de Dios y entre nosotros, avancemos. Seamos discípulos de Cristo. Cristo nos precede, el mundo necesita su luz. La humanidad le necesita como el puente para ser alcanzados por Dios y su amor. Vosotros, construid puentes, mediante el diálogo y el encuentro, para ser un único pueblo, siempre en paz. Debemos buscar juntos cómo ser una iglesia misionera que construya puentes y diálogo. Siempre abierta a recibir a todos, como esta plaza con los brazos abiertos. A todos los que necesitan nuestra caridad, nuestra presencia, el diálogo y el amor”.