En el Día Nacional del Maíz, la presidenta Claudia Sheinbaum envió un mensaje contundente: el futuro de México está profundamente ligado a sus raíces.
Al anunciar el programa “Sin Maíz No Hay País”, la mandataria dejó claro que su gobierno apostará por los pequeños productores, los maíces nativos y la soberanía alimentaria, a través de precios de garantía y el impulso a la comercialización directa de tortillas elaboradas por los propios campesinos.
“Estamos trabajando para garantizar que el maíz, sobre todo el de pequeños productores del centro y sur sureste del país, se siga produciendo y genere bienestar para quienes lo cultivan”, expresó durante la Mañanera del Pueblo.
La presidenta también subrayó que “su conservación viva (del maíz), a través de los ciclos agrícolas y las manos campesinas, es esencial no solo para México, sino para el mundo entero”, reafirmando el valor global del maíz como símbolo de identidad, resistencia y diversidad cultural.
Con acciones como esta y reformas constitucionales que protegen las razas nativas y prohíben los transgénicos, Sheinbaum posiciona a su gobierno en defensa de un patrimonio milenario, y traza una ruta donde el desarrollo económico se construye desde el campo, con justicia social y profundo respeto por la tierra.
Y remató: “Si no hubiéramos puesto en la Constitución que está prohibido en México sembrar maíz transgénico, todas estas variedades estarían en riesgo. Y estas variedades son por miles de años domesticadas por, primero, los pueblos originarios y ahora en general por los campesinos. Pero son miles de años que nos dieron todas estas variedades. Si no las cuidamos, se pueden perder, por eso la reforma constitucional es fundamental”.




