La ganadería es el invaluable legado familiar en el Rancho Texas

De su abuelo y padre, aprendió la actividad ganadera, un legado que representa más de un siglo de arduo trabajo en el campo y que  se refleja en la calidad genética de los ejemplares del Rancho Texas, que con orgullo dice su propietario, Manuel Medina Castro, le han llevado a ganar premios en diversos concursos, como fue el caso de Xmatkuil, donde este año ganó la categoría campeón becerro, campeón joven adulto y campeón de la raza indubrasil

El también presidente de la Asociación de Criadores de Ganado Bovino de Registro del Estado de Yucatán, explicó para llegar hasta este punto no todo ha sido miel sobre hojuelas, ya que se ha requerido de mucha perseverancia y fortaleza para sobreponerse a momentos complicados.

“Te enfrentas a muchas situaciones adversas como sequías, falta de comida, de dinero, enfermedades y la muerte a veces de los mejores ejemplares de la camada que no sobreviven, además de que hay que aprender de todo para solucionar los problemas que diariamente se presentan”, recalcó, el entrevistado, quien recordó su infancia alumbrándose con velas porque no había electricidad en el rancho que se ubica en Cenotillo.

“Entonces es una gran satisfacción ganar un premio porque con el tiempo logramos estar aquí, destacando entre los nueve mil productores de ganado que hay en Yucatán, y de los cuales solo 45 lograron estar exponiendo sus animales en la feria, a la que tengo 51 años viniendo sin falta”, recalcó el entrevistado, quien destacó que en esta labor se requiere tener a gente con gran conocimiento para seleccionar a los mejores ejemplares, por lo que convencido, dijo que la ganadería es todo un arte, un estilo de vida que solo puede ser comprendida quién vive de esta actividad. 

Y precisamente una de las más grandes satisfacciones de la familia, fue ganar en 1980 en el Palacio de los Deportes de la Ciudad de México el premio campeón de campeones con un toro llamado “El Magnate”, y tal y como si estuviera ocurriendo al momento la premiación, Manuel se emocionó, y comentó que junto con su padre, se sentían en los “cuernos de la luna”.

A su regreso a Yucatán, recibieron en su rancho a un grupo de ganaderos muy conocidos en Tizimín que acudieron a felicitarlo, y justo en esos momentos llegó desde el sur del Estado una persona, entonces poco conocida, don José Castillo, quien viajó a Cenotillo con la intención de comprar al Magnate.

“Mi padre no se lo vendió, pero le ofreció al Padrino que era un toro sobresaliente, por el que don Pepe le pagó un millón de pesos, dinero con el que se compró una camioneta y un auto de agencia y hasta sobraron 350 mil pesos”, recordó don Manuel, quien entonces era un adolescente que ya se había mudado a Mérida por cuestiones de estudio.

Medina Castro advirtió que  cada vez es menor la producción de cárnicos y leche mientras que la población crece más rápido,  lo que abre la puerta a la creación en laboratorio de alimentos similares, inclusive con ayuda de inteligencia artificial.

Asimismo, comentó que a esta situación se suma el hecho de que muchos terrenos que estaban dedicados a la actividad ganadera se están vendiendo para ser utilizados en desarrollos inmobiliarios, lo que a sus dueños les deja cuatro o cinco veces más ganancia que mantenerlos en producción.

También explicó que los médicos veterinarios en la actualidad prefieren especializarse en pequeñas especies, ya que está de moda que las personas prefieren adoptarlas en lugar de tener hijos, por lo que es un giro que le reditúa más ganancias que ir a un rancho para palpar una vaca o revisar un ganado. 

Por ello, pidió a quienes como él en su momento recibieron esta actividad como un legado de sus padres y abuelos, a que no se alejen de la ganadería, que valoren todo el esfuerzo que ellos realizaron, y que aprovechen todas las ventajas que en la actualidad ofrece la tecnología. “Hoy tenemos drones para vigilar que los potreros estén limpios, ya no se trabaja con coa y machete, para eso está el tractor, y así lo que se hacía en meses ahora se hace en una semana;  con tecnología,  ya no se necesitan grandes extensiones para criar a las vacas, hay mejores alimentos y es más fácil vacunar y proteger de enfermedades respiratorias y reproductivas al animal”, detalló.

Asimismo, destacó que por la red carretera, en 48 horas los animales que se trasladan en jaulas, ya están en la frontera, cuando antes se tardaba una semana. “Hay todas las facilidades para trabajar, pero hay que hacerlo con ganas, yo siempre he visto con optimismo la ganadería aunque muchos digan que no es rentable, pero sigo viviendo de esta actividad que para mi es un estilo de vida”, indicó.

Texto y fotos: Manuel Pool