Durante la Misa de Navidad, el arzobispo de Yucatán, Gustavo Rodríguez Vega, llama a contemplar al Niño Jesús y reflexionar sobre la responsabilidad de proteger y educar a los niños, especialmente a los más vulnerables. Subraya la importancia de la fe, la esperanza cristiana ante el dolor y el sentido del nacimiento de Cristo como salvación; en Pacabtún, fieles viven una celebración marcada por la oración, la bendición del Niño Jesús y un mensaje de perdón, vida y amor de Dios
En su homilía en la Misa de Navidad, el arzobispo de Yucatán, monseñor Gustavo Rodríguez Vega, además de invitar a contemplar al Niño Jesús, hizo una reflexión sobre la tarea a desarrollar en favor de los niños del mundo.
De esta manera, pidió por todos los niños y niñas que viven en la pobreza, por los que están enfermos, y por los que se encuentran acosados desde muy pequeños por las ideologías que, dijo, llegan incluso a través de los libros de texto, por los que se ven amenazados por bandas dedicadas al secuestro, y por aquellos a los que no les permitieron nacer.
“Contemplemos al niño y veamos cuál es nuestra tarea en favor de los propios hijos, nietos, sobrinos, alumnos, le pedimos que él nos ilumine, en su inocencia, en su fragilidad”, dijo.
Destacó la importancia de que los padres conduzcan a sus hijos por el camino de la fe, ya que siempre serán sus primeros catequistas y los de toda la vida, siempre dispuestos a educar y dar testimonio de su fe.
“Que con la ayuda de sus padres, de la iglesia y de toda la gente de buena voluntad, crezcan sanos en su cuerpo, en su mente conociendo a Dios”, dijo el prelado.
Más adelante, subrayó que el nacimiento del Salvador es el gran acontecimiento que dividió a la historia, ya que desde entonces los cristianos empezaron a contar la historia desde antes de Cristo y después de Cristo.
Asimismo, hizo un llamado a los fieles para aceptar como hombres y mujeres de fe, la voluntad del Señor, y vivir con la confianza de que si permite que sucedan las cosas, es porque a la larga será para nuestro bien y el bien de todos.
Y al referirse a quienes cometen crímenes, a los que fomentan la guerra, y a quienes viven en el pecado, explicó que Dios permite que esto ocurra porque respeta la libertad de cada persona.
“Que todo el que obra el bien, lo haga siempre con alegría, y quien no, que tenga la oportunidad de arrepentirse, de cambiar de vida y que todos los demás tengamos la oportunidad de ofrecerle al señor el sufrimiento que estemos pasando”, recalcó.
Y un ejemplo de esta situación es el complicado momento que pasan los familiares de las personas que viajaban en el avion militar que salió de Mérida en misión humanitaria y que se accidentó en Galvestone, Texas.
“Sobrevivieron dos mujeres, murieron seis personas (incluido un bebé), y entonces tal vez algunos habrán pensado ‘qué tremenda desgracia, cuánto dolor, especialmente para su mamá que sobrevive, para su papá, para todos ustedes’, pero para el niño no es una desgracia, porque quien deja este mundo pasa a la gloria de Dios”, explicó.
De esta manera, recalcó que la esperanza del cristiano es que al morir pueda estar en la presencia de Dios, que vino para salvarnos naciendo en un pesebre, lo que tiene un gran simbolismo ya que, dijo, que en él se cuidaba a los corderitos que después serían ofrecidos en el templo como sacrificio.
“Jesús vino para salvarnos, para que no hubiera más sacrificios ni humanos y tampoco de animales, él quiso convivir esos 33 años en medio de su pueblo, quiso compartir todas las realidades humanas, menos el pecado, y quiso morir por nosotros, por eso él es el cordero de Dios”, explicó.
Finalmente, dijo que a nosotros nos queda reconocer su dignidad y contemplar el misterio de Dios hecho hombre.
MISA DE NAVIDAD EN EL SANTUARIO DEL NIÑO JESÚS EN PACABTÚN
La misa de Navidad en el Santuario del Divino Niño Jesús en Pacabtún fue un momento de alegría y reflexión.
El párroco, Emir Pérez Cabrera, recordó que el nacimiento de Jesús es un momento para reflexionar sobre el valor de la vida humana y vivir como él, renunciando a la vida sin religión y a los deseos mundanos para vivir de una manera sobria, justa y fiel a Dios, y permanecer en la esperanza del encuentro definitivo con él.
“Hoy la Gracia de Dios, se ha manifestado para salvar a todos los hombres, y con su nacimiento comenzamos a disfrutar el regalo de vida eterna que luego recibiremos de manera mucho más plena con su resurrección”, dijo el párroco en su homilía.
La celebración, que se realizó en la víspera de la Navidad, incluyó la bendición de las imágenes del Niño Jesús, que los fieles llevaron para luego depositarlas en los pesebres de sus hogares.
El padre Emir recalcó que el nacimiento de Jesús representa la oportunidad de recibir el perdón por las cosas que han hecho y que saben que no están del todo bien, para así darle a su corazón paz y tranquilidad.
“Hoy, al llegar a nuestros hogares y poner la imagen del niño en el pesebre, recordemos que es un Dios que nos ama, que nos mira con el rostro de niño y que nos abre los brazos y nos invita a que lo recibamos en nuestro corazón”, concluyó.
Más adelante, en medio de cánticos y aplausos, los fieles presenciaron el momento en el que el religioso presentó la imagen del Niño Dios y la colocó con arrullos en el pesebre que se instaló junto al altar de este recinto, ubicado propiamente en el fraccionamiento Fidel Velázquez.
Texto y fotos: Manuel Pool




