El Corchito se posiciona como uno de los lugares favoritos del visitante
Entre manglares, cenotes de aguas cristalinas y fauna silvestre que observa en silencio, los paradores turísticos de Yucatán viven una transformación que busca seducir al visitante desde el primer paso.
Con mejoras en su infraestructura y una renovada apuesta por el turismo de naturaleza, estos espacios se preparan para recibir a miles de personas en busca de descanso, aventura y contacto directo con el entorno natural.
Uno de los casos emblemáticos es El Corchito, en el puerto de Progreso, donde las adecuaciones recientes han cambiado el rostro de esta reserva ecológica. Nuevas palapas, áreas de descanso y senderos rehabilitados permiten a los visitantes protegerse del sol y disfrutar con mayor comodidad de los cenotes y canales que serpentean entre el manglar, en un entorno que combina calma y exploración.
El director del Patronato de las Unidades de Servicios Culturales y Turísticos del Estado de Yucatán (Cultur), Xavier Enrique Alayola Rosado, destacó que El Corchito no es solo un atractivo turístico, sino también el hogar de diversas especies silvestres. “Este lugar es parte de la casa de gaviotas blancas, mapaches, osos hormigueros y cocodrilos”, señaló, al tiempo que hizo un llamado a los visitantes a respetar el entorno, evitar tirar basura y no alimentar a los animales.
Debido a los trabajos de mantenimiento y rehabilitación —realizados luego de que el sitio permaneciera inundado por lluvias atípicas—, El Corchito cierra diciembre de 2025 con una afluencia histórica, al registrar hasta 900 visitantes por día.
“El Corchito se está posicionando como uno de los lugares favoritos, sobre todo para la gente local de Progreso y sus alrededores; es un espacio natural accesible, cercano y con contacto directo con la naturaleza”, señalaron autoridades del patronato.
Los trabajos incluyeron la renovación del embarcadero, la mejora de la fachada principal, la construcción de nuevas palapas y bancas, así como la limpieza de los ojos de agua y canales que dan vida al paisaje. A ello se suma el atractivo de los recorridos en embarcación por la Ría de Progreso, donde los visitantes pueden observar cocodrilos en su hábitat natural.
La experiencia no pasa desapercibida para quienes llegan de otros estados. “Me parece muy bonito, el agua de los cenotes está muy limpia. Está genial para nadar y eso de que los peces te coman la piel muerta es maravilloso; y el costo de 66 pesos para los adultos se me hizo bastante accesible por todo lo que uno puede disfrutar”, compartió Karla Gómez, turista originaria de Querétaro.
En el balance turístico de 2025, Xavier Enrique Alayola detalló que las zonas arqueológicas continúan siendo un pilar fundamental. Chichén Itzá registró casi dos millones de visitantes entre enero y noviembre; Uxmal contabilizó 269 mil 972 accesos, mientras que Ek Balam recibió 110 mil 722 visitantes. En el mismo periodo, el Pasaje Picheta de Mérida reportó 274 mil 573 visitantes.
En la región oriente, el mercado de Artesanías Zací, en Valladolid, recibió 128 mil 915 personas, y el espectáculo Noches Heroicas de ese mismo municipio convocó a 93 mil 177 asistentes, consolidándose como uno de los productos culturales más atractivos.
El interés por los espacios naturales y museísticos también quedó reflejado en las cifras: la Reserva de la Biosfera Ría Celestún recibió 40 mil 909 visitantes; El Corchito, 85 mil 722 y el Museo del Meteorito, en Progreso, 65 mil 573 personas. Con cifras en ascenso, infraestructura renovada y una demanda importante, los paradores turísticos de Yucatán confirman que el turismo de naturaleza se convirtió en un eje central del desarrollo estatal.
Texto y foto: Alejandro Ruvalcaba




