Que el ciberespacio chino es un mundo paralelo y amurallado no es ninguna noticia. Una constelación de empresas locales ofrece servicios copiados de homólogas extranjeras que tienen vetada la entrada al gigante asiático. Así, Whatsapp es WeChat, Twitter es Weibo, a YouTube le llaman Youku, y Facebook se convierte en RenRen. Entre sus características comunes destacan dos: ninguna utiliza servicios de Google, una multinacional que fue desterrada de China en 2010, y todas se pliegan a los designios del Partido Comunista, el ojo que todo lo ve. La mayoría también comparte un tercer punto común: están diseñadas exclusivamente para el público local, lo que dificulta sobremanera el uso por parte de quienes no hablen chino.
No obstante, que una empresa extranjera dificulte el uso de sus servicios a los ciudadanos extranjeros sí que es noticia. Y es lo que acaba de hacer Uber con la nueva aplicación que se ha estrenado hoy en China en modo de prueba beta y que se distribuirá a todos los usuarios del gigante asiático a partir del día 3. Solo dos meses después de que Didi Chuxing anunciase la adquisición del negocio de su competidora Uber en China, la aplicación que utilizará el país de Mao se desliga de la versión internacional. Y lo hace de tal forma que será casi imposible que la utilicen extranjeros, sobre todo viajeros puntuales.
El cambio más importante es la desaparición del idioma inglés de la aplicación y la sustitución del sistema de ayuda por un call center que únicamente atenderá en chino. Además, aunque el usuario sepa manejarse en mandarín, la nueva aplicación no aceptará pagos con tarjetas de crédito o de débito emitidas en el extranjero. Así que, teniendo en cuenta que no se permite el pago en efectivo como sí hace la app de Didi, los extranjeros solo podrán pagar por los viajes si tienen una tarjeta local o una cuenta Alipay, WeChat Pay, o Baidu Wallet, los Paypal chinos.
Por si fuese poco, aunque ni Uber ni Didi han confirmado tal extremo, diferentes medios especializados chinos afirman que todas las aplicaciones del servicio de alquiler de coche con conductor descargadas desde Google Play podrían ser bloqueadas en China, y que resultarían inutilizables ni siquiera con una VPN que permitiese la localización del usuario a través de Google Maps. Por otro lado, no se sabe todavía si los usuarios chinos podrán usar el software fuera de su país, pero todo apunta a que no, ya que funciona con Baidu Maps, que carece de cobertura global.
Según el comunicado publicado hoy por la compañía, los cambios están destinados a hacer la interfaz más amable para los usuarios chinos. “Como empresa de Silicon Valley que es, no supo adaptarse bien al mercado local”, se lee. Ahora, por ejemplo, el nuevo servicio permitirá chatear con el conductor y utilizará a seres humanos para atender al teléfono y recibir quejas que antes se tenían que enviar por mensaje dentro de la propia app. Ese proceso era una de las principales fuentes de críticas de los usuarios locales. Además, los clientes de Uber China podrán compartir su ubicación en tiempo real con sus contactos de WeChat y de QQ. Son todo ‘mejoras’ prestadas de la aplicación de Didi.
De esta forma, aunque durante el anuncio de su adquisición Didi afirmó que Uber mantendría su independencia, lo cierto es que la aplicación ‘beta’ de la multinacional estadounidense ahora remite a sus usuarios a conductores de Didi. EL PAÍS también ha podido confirmar que Uber ha reducido a dos el número de servicios que ofrecía: Uber de las Personas y Uber Black. “Esta es una situación transitoria”, ha dicho Uber China, sin especificar cuánto durará. “Invertiremos más recursos para mejorar nuestros servicios y hacerlos asequibles”, se limita a informar la empresa.
Lógicamente, el anuncio ha supuesto una nueva fuente de preocupación para el colectivo inmigrante en China, que se cifra en unas 800.000 personas. “Ya es bastante complicado moverse por muchas ciudades por la escasez de taxis que dejan libres las aplicaciones como Didi como para que ahora ni siquiera podamos utilizar Uber”, se lamenta un empresario español que prefiere no dar su nombre. “Muchas veces tenemos visitas que se sienten completamente indefensas ante los usuarios chinos. Hace que el país sea cada vez más desagradable para los extranjeros, algo que se viene certificando desde que Xi Jinping accedió al poder [en 2013]. También Internet funciona peor y cada vez hay más páginas bloqueadas”.
Los usuarios chinos, sin embargo, están preocupados por la falta de competencia en el sector. “Al principio usar Didi era una gozada porque incluso ofrecían descuentos sobre la tarifa oficial del taxi y competía con Kuaidi y Uber. Picamos. Ahora, en hora punta solo se puede lograr un coche si ofreces tú dinero extra para obtener uno”, se queja Wang Xiaohai, una joven de Shanghái. Y tiene razón. “A veces esperamos a que un usuario ofrezca más dinero para conseguir el servicio”, reconoce un conductor. “De esta forma, un servicio público que debería estar reglado se ofrece al regateo y la puja”, sentencia Wang.
Sin duda, el asunto trasciende la anécdota y demuestra el peligro que acecha a las empresas extranjeras que quieren acceder al mercado chino. Más incluso a aquellas que se venden a sus homólogas asiáticas. Las reglas de juego cambian por completo, y el enorme tamaño de China termina por devorarlas. “Al final, Uber desaparecerá y se integrará por completo en Didi”, vaticina un usuario de Weibo al que muchos dan la razón.
-El Pais