Una vez más se convierte en Monte Calvario.
Con altas temperaturas se llevó a cabo la edición número 43 del viacrucis organizado por el grupo cultural y parroquial Renacimiento en el municipio de Acanceh, que registró una asistencia superior a las 5 mil personas.
El joven Andrés Medina Chalé dio vida a Jesús por octava ocasión en esta representación que tiene un atractivo especial, ya que la crucifixión se realiza al pie de la pirámide maya de los Mascarones, que, una vez más, se convirtió en Monte Calvario.
Desde antes del medio día, la Plaza Principal y los alrededores estaban completamente abarrotados, vendedores de agua, granizados, bolis, paletas y hasta sombrillas tuvieron muy buena aceptación por parte del público, mientras que en el mercado, los puestos de comida lucieron con muy buena afluencia de comensales.
Al medio día, inició el juicio de Jesús, y fue llevado por los guardias hacia la antigua sede municipal, donde se montó el escenario que representaba el Palacio de Herodes, el rey de Judea.
La angustia se dibujaba en la cara de quienes observaron el momento en el que después de pedirle a Jesús que convirtiera agua en vino para comprobar que en verdad era hijo de Dios, y no ser complacido, el gobernante, molesto le aventó el contenido de la copa a la cara del Mesías, a quien llamó Farsante.
Luego, lo envío a Poncio Pilatos, quien no lo encontró culpable de ningún delito, pero el sumo sacerdote y los fariseos exigieron que sea condenado a muerte “por pervertir al pueblo y ofender a Dios”.
El pueblo pidió a gritos que liberaran a Barrabás, ladrón y asesino, a quien finalmente le perdonaron la vida, y en su lugar, Jesús fue condenado a muerte, y mientras, su madre, María, lloraba al ver que los soldados romanos lo despojaban de sus vestimentas y le azotaron, para después hacerle cargar una pesada cruz con rumbo hacia el monte Golgota.
Y mientras Andrés, personificando a Jesucristo, realizaba el recorrido por las estaciones dispuestas en las calles aledañas a la plaza principal, en uno de los costados de este lugar, los pequeñitos se acercaban para conocer y tocar al par de caballitos que estaban preparados para tirar de un carrito que intervino en un pasaje de la representación.
El calor apretaba cada vez más y Jesucristo caía por tercera ocasión sobre el pavimento caliente, mientras que las mujeres lo rodeaban para tratar de ayudarle en su camino rumbo al Calvario, donde ya lo esperaba su cruz, en medio de las que correspondieron a Dimas y Gestas. Momentos antes de las tres de la tarde, después pronunciar las siete palabras, expiró.
El realismo con el que se realiza este viacrucis, sin duda lo ha convertido en un atractivo turístico, y este viernes hasta Acanceh, que es conocida como la ‘pequeña Iztapalapa”, llegaron habitantes de poblaciones circunvecinas, visitantes nacionales y algunos extranjeros qué tomaron fotos y vídeos a lo largo de la representación.
Texto y fotos: Manuel Pool