Actitud ante la vida

Por: Roberto A. Dorantes Sáenz

 

Mi día siempre empieza y termina con un “Gracias, Dios mío” por todo lo que me has dado, con mayor razón cada vez que cumplo años, considero que la actitud ante la vida refleja lo que eres. Por eso les escribo esta serie de reflexiones basado en unos de mis autores favoritos San Agustín de Hipona, recomiendo ampliamente el libro de “Confesiones”, es un viaje filosófico, espiritual de la pequeñez humana ante su Creador.

Empecemos citando a Pablo de Tarso, donde nos dice que lo primero que debemos de hacer en cada suceso y momento de nuestra vida ser agradecidos, toda alegría y toda pena, todo acontecimiento y toda necesidad pueden ser motivo de oración de gracias, la cual, participando de la de Cristo, debe llenar la vida entera: “En todo dad gracias” (1 Ts 5, 18).

Ama y haz lo que quieras. Si callas, callarás con amor; si gritas, gritarás con amor; si corriges, corregirás con amor, si perdonas, perdonarás con amor. El amor debe ser el elemento que llene nuestras vidas y acciones, las personas que no aman son personas tristes, amargadas porque les falta ese elemento indispensable, el amor; y para amar a los demás debemos amarnos primero, aceptándonos tal cual somos, seres finitos, una mezcla de debilidades y fortalezas, imperfecciones y bondades.

En las situaciones difíciles recordar que Dios no manda cosas imposibles, sino que, al mandar lo que manda, te invita a hacer lo que puedas y pedir lo que no puedas y te ayuda para que puedas. Quien tiene clara su fe ante la vida sabe que Dios es el Ser supremo dador de todas las cosas y con Él todo se puede.

Ante las riquezas debemos tener presente que en la caridad el pobre es rico, sin caridad todo rico es pobre. De nada nos sirve tener todo en la vida sino tenemos ese elemento indispensable: la caridad sólo viene de Dios, hagamos el bien sin mirar a quien. No es más rico el que más tiene, sino el que menos necesita.

Muchas veces quisiéramos viajar, conocer lugares, amigos nuevos, pero de nada sirve esto si estamos vacíos por dentro, por eso no salgas fuera de ti, vuelve a ti, porque en el interior del hombre habita la verdad. Cultiva una vida interior y espiritual que te llevará a descubrir cuan valiosos eres sin importar el lugar donde estés. Muchos están solos a pesar de estar rodeados porque están vacíos.

Recuerda que no todo lo sabes, no te consideres mejor que los demás por tus conocimientos, siempre hay alguien más sabio que tú, es muy fácil caer en la siguiente situación: si nadie me pregunta lo sé, si trato de explicarlo, no lo sé.

Aprovecha el tiempo, es tan valioso cuanto lo aproveches, la ociosidad camina con lentitud, por eso todos los vicios la alcanzan.

Da gracias por estar vivo, no dejes que las emociones te dominen, si dudo, si me alucino, vivo, si me engaño, existo. ¿Cómo engañarme al afirmar que existo, si tengo que existir para engañarme? Si vives ya es ganancia valora tu vida y existencia, disfruta al máximo tu existir, haciendo el bien

No quieras cambiar al mundo, ni acomodes la conducta de los demás con tu forma de ser, la verdad es única, independientemente si la descubres, la rechaces o la niegues, no quieras que el mundo sea de acuerdo a tus caprichos. La verdad existirá aunque el mundo perezca.

La actitud ante la vida es dar gracias en todo y tener fe que sólo Dios basta, como bien nos recuerda el siguiente poema, de Teresa de Ávila:

Nada te turbe,

Nada te espante,

Todo se pasa,

Dios no se muda.

La paciencia

Todo lo alcanza;

Quien a Dios tiene

Nada le falta:

Sólo Dios basta.

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