Activista deja las aulas para atender al campesinado

La dirigente de la organización trabaja en progreso de los ciudadanos, para gestionar apoyos que mejoren la calidad de vida de niños, jóvenes y adultos

Al darse cuenta que en ese entonces Antorcha Campesina fundaba escuelas en Tecomatlán, el municipio más cercano de su comunidad, la dirigente del Movimiento Antorchista en Yucatán, Aleida Ramírez Huerta, comenzó a simpatizar con este movimiento, al grado que no dudaría años después dejar las aulas para dedicarse al activismo.

¿Cómo inicia en el movimiento?

Cuando daba clases en Veracruz me comienzo a involucrar más con el Movimiento. En Puebla, de donde soy originaria, habían fundado secundarias, preparatoria y carrera, y llevar educación a un lugar es contribuir al progreso, por eso decidí dejar de dar clases y dedicarme de lleno a esto.

¿Cómo llega a Yucatán, dónde se ha mantenido por mucho años al frente del movimiento?

Luego de estar en Veracruz como colaboradora del movimiento, me mandan a Campeche a organizar y de allí a Yucatán. Fue en el 2012 cuando llegué, ya estaba la agrupación así que era expandirla y ahora estamos en la mitad de todo el estado con 53 municipios, con 37 mil afiliados.

No son monedita de oro para caerles bien a todo el mundo pero,  ¿hay gente que no habla bien de la agrupación?

Somos luchadores sociales y le decimos a la gente que pelee sus derechos y esto no agrada a algunas personas. Nosotros no buscamos que se nos regale dinero, sino que se nos apoye para que trabajemos.

En una ocasión salió que los antorchistas tenían gasolineras y varios negocios, recuerdo que usted comentó que acá sólo tenían tiendas, ¿es correcto?

Solo tenemos dos tiendas que dejan ganancias de 10 mil pesos mensuales. Con los negocios buscamos crear nuestros propios recursos, tenemos albergues para los hijos de los afiliados, colegios, casas de cultura y para eso se requiere de presupuesto.

¿Cuántas propiedades tiene y vehículos?

Tengo una modesta casa y una camioneta que es del movimiento.

Ramírez Huerta mencionó que han resuelto demandas ciudadanas, creado colonias en Kanasín como la Unión Antorchista, también han logrado 2,500 acciones de vivienda y entregado insumos agropecuarios anualmente que beneficiaban a campesinos.

Un gran acierto es que se enfocan mucho a la educación, cultura y deporte, ¿nos platicaría un poco sobre eso?

Tenemos grupos culturales de teatro y de deporte, realizamos Espartaqueada deportiva y cultural, que este año fue virtual. También concursos de declamación. Tenemos grupos de fútbol, atletismo, ciclismo, natación y béisbol. Con la cultura logramos que los jóvenes sean críticos, estimulen su imaginación y el el deporte es salud. Además, los alejamos de los vicios, afortunadamente ya no somos primer lugar en alcoholismo a nivel nacional y ya hemos descendido al séptimo.

¿Cuáles han sido los logros en su gestión?

Hemos resueltos demandas ciudadanas. Creamos colonias en Kanasín como la Unión Antorchista, parte de la San Camilo y Cecilio Chi. En Mérida, en la Plan de Ayala y Jacinto Canek nosotros compramos los terrenos para que los afiliados puedan obtener sus viviendas y también se les gestionaron sus servicios básicos. También logramos 2,500 acciones de vivienda, durante 3 años con el apoyo del actual senador priista Jorge Carlos Ramírez Marín, quien nos entregó 3 mil toneladas de maíz, mil para cada año en el 2016, 17 y 18. Construimos 3 albergues estudiantiles en Valladolid, Peto y Kanasín, todos con capacidad de 60 jóvenes.

También entregamos insumos agropecuarios anualmente que beneficiaban a 2,500 campesinos. Se construyeron las casas de cultura de Plan Ayala Sur (Mérida), en Sitipech (Izamal), Tizimín, Espita, Yaxkabá y Tzucacab. Igual gestionamos para que nos gestionen calles tanto en Mérida como Kanasín.

¿Cómo es el proceso de elecciones que le ha permitido mantenerse por 9 años al frente de la agrupación en el estado?

Cada 3 años en un congreso, una delegación de como 50 yucatecos votan por el directivo. No se eligen por compadrazgo y ellos deciden si continuamos.

Texto: Darwin Ail Baeza

Fotos: Cortesía

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