Al calor de la música

Carlos Hornelas 
carlos.hornelas@gmail.com

La inusitada ola de calor se resiente en todo el país. Son 24 los Estados que están por encima de los 40°C y con sensaciones térmicas que superan este registro. La cuarta ola de calor, de acuerdo con expertos del Instituto de Ciencias de la atmósfera y Cambio Climático de la UNAM, se podría extender por, al menos, los siguientes diez días.

La cuarta ola de calor ha demandado el uso de mayor energía eléctrica para contrarrestar sus efectos, ya sea a nivel doméstico como industrial.

Este mayor consumo ha llamado la atención del Centro Nacional de Control de Energía (Cenace) que en los últimos días ha emitido una alerta para Monterrey, señalando que el margen operativo de reserva era menor al 6%. Mientras menor es el margen, mayor es la posibilidad de interrupciones del servicio de energía eléctrica por saturación de demanda, lo que deviene en apagones y cortes del suministro.

La electricidad es necesaria e insustituible en la actualidad para cualquier actividad humana, desde cuestiones de supervivencia hasta actividades comerciales. Tanto es así que sin luz eléctrica también se suspende el servicio del agua potable en algunos lugares. Los cajeros automáticos dejan de funcionar, así como las terminales para pago con tarjetas. Las gasolineras no podrían prestar servicio.

A menos que contaran con una planta de reserva o con el uso de energías alternativas los hospitales verían sus actividades disminuidas al mínimo, con todo lo que pudiera significar para la vida de enfermos o convalecientes dentro de sus instalaciones.

A nivel doméstico se suspenden las comunicaciones como el internet y la telefonía celular. Los víveres que requieren refrigeración se descomponen hasta hacerse indigeribles. Las labores industriales no pueden llevarse a cabo y en general las actividades productivas, aquellas que todavía puedan realizarse, tendrían que reducir sus jornadas a la duración de la luz solar. Uno simplemente no puede imaginarse la vida actual sin la electricidad.

Ante la alerta emitida por el Cenace, la reacción del presidente ha sido la negación de la existencia del problema. El 20 de junio, en su conferencia mañanera ha declarado que los medios han difundido información sensacionalista sobre la ola de calor y que una opción es que “se trabaje más temprano, como sucede en el campo”. El 24 de junio en su habitual espacio mediático minimizó la alerta del Cenace señalando que es “cosa de rutina” y que “se activó pero no representa ningún problema”.

El presidente ha querido atajar la cuestión y dejarla zanjada en diversas oportunidades, el 22 de junio ante los reporteros que preguntaron sobre el tema, dedicó a quienes “apuestan por el fracaso de sus operaciones” la canción “Ya supérame” del grupo Firme, el conjunto musical que se presentó en un concierto “gratuito” en el zócalo de la Ciudad de México.

En Monterrey, aún con las protestas rechazó que haya cortes y apagones. Pero la realidad fuera de las mañaneras muestra que a la CFE a cada rato se le “cae el sistema” con todas las complicaciones que ello representa. Tal vez la compañía no funcione al 100 % pero Bartlet es 100 % leal.

Al presidente le gusta negar todo aquello que se opone a su forma de ver las cosas. Negar la existencia de lo que es una realidad es algo más que ser testarudo, porque, ignorar el problema es no atenderlo y con ello anular el derecho de quienes se ven afectados con malas políticas en la materia: es hacerlos invisibles o convertirlos en adversarios. Ahora los afectados serán vistos como golpistas de un sistema que solamente responde con música de banda las demandas de sus gobernados.