Al menos tenemos París

Salvador Castell-González 

Hoy, celebramos el aniversario número ocho del tan esperanzador acuerdo de París, también este día termina, en Dubai, la COP28, esta nueva educación de la conferencia de las partes sobre temas ambientales y de cambio climático, celebrada del 30 de noviembre al 12 de diciembre. 

Esta COP28 era particularmente importante, porque es una oportunidad crucial para tomar el rumbo correcto y acelerar la acción para afrontar la crisis climática. Pero la realidad es otra, nuevamente como cada año, los resultados son muy desilusionantes. 

Dentro de las principales críticas que consideramos que no se está haciendo lo suficiente para combatir el cambio climático y cumplir con el Acuerdo de París, y pues la realidad es que sólo tenemos que dar una pequeña revisión al último informe de Carbono, donde claramente no estamos avanzando nada. Algunas de las principales críticas son: 

La falta de consenso para eliminar progresivamente los combustibles fósiles, que son la principal fuente de emisiones de gases de efecto invernadero. 

El presidente de la COP28, Sultán al Jaber, tuvo que aclarar su postura al respecto tras unas declaraciones polémicas en las que cuestionaba que la ciencia apunte al fin del petróleo, el gas y el carbón. 

La escasa ambición de los compromisos de reducción de emisiones presentados por los países, que según el informe de la ONU están muy lejos de lo necesario para limitar el calentamiento global a 1.5 °C. Algunos países, como el Reino Unido, han dado marcha atrás en sus planes de transición energética debido a la crisis económica y la inflación. 

El incumplimiento de la promesa de los países desarrollados de movilizar 100,000 millones de dólares anuales para apoyar a los países en desarrollo en sus esfuerzos climáticos. Además, hay una falta de acuerdos financieros para compensar las pérdidas y daños causados por los impactos climáticos, especialmente en las comunidades más vulnerables. 

El greenwashing o lavado de imagen ecológico, que consiste en engañar al público para que crea que una empresa o entidad está haciendo más por proteger el medio ambiente de lo que hace en realidad. Algunas organizaciones han denunciado que la COP28 está patrocinada por empresas que contribuyen al cambio climático o que violan los derechos humanos. 

Y mientras eso ocurría del otro lado del mundo, en México nos llevamos una noticia que hace unos años sería decepcionante, hoy se ha vuelto una triste normalidad. Descendimos aún más en las pruebas de Pisa y hoy estamos en los últimos lugares de la capacidad matemática de nuestros estudiantes y comprensión lectora. 

Pero lo que queda claro es que de intenciones y reuniones no se hacen soluciones, con el conocimiento de la mano y muchas ganas de cambiar, debemos alternan hacia una sostenibilidad sustantiva, y no esa sostenibilidad de pose que tanto nos han mostrado. 

Hagamos que las cosas sucedan.