La locataria de Valladolid, Francisca Poot Moo, a quien le cedieron legalmente un puesto para vender en el cenote Zací, fue despojada de dicho local y entregado a una persona allegada al alcalde Alfredo Fernández Arceo
Poot Moo vio cómo de la noche a la mañana su situación económica cambió radicalmente, y que luego de tantas largas al fin la atendieron por Fernández Arceo, quien le dijo que no había nada que hacer, que ese puesto no se le iba a devolver y que también había un proyecto del programa “Sembrando Vida”, que estaba a cargo de la Secretaría de Desarrollo Agrario, Territorial y Urbano (Sedatu) y que ella no clasificaba.
Poot Moo dijo que ese negocio lo tiene hace más de nueve años, es madre soltera, por lo que es el sostén de su familia y a ella se lo cedieron.
Fernández Arceo cada vez demuestra que toma decisiones que no tienen sustento legal y no falta una semana que no se ventile alguna irregularidad.
Hace poco entregó a los locatarios sus puestos remodelados de un mercado, pero que no tenían todos los servicios, o sea, que sólo buscó la foto y engañar a los pobladores al indicar que ya estaba listo cuando todavía le faltaban detalles.
Lo más grave, aunque no se puede generalizar y también hay que esperar el resultado de las investigaciones, hace unas semanas presuntamente sus policías municipales le cortaron una mano a una persona reincidente en delitos.
Es cierto que la víctima cuanta con amplio historial, pero tampoco es la forma para castigar a las personas, ya que su obligación es detenerla y que en la cárcel intente buscar la readaptación social.
Texto y foto: Darwin Ail