Alertan contra agroquímicos baratos

Hay una esperanza para que en los próximos años se reduzca su uso y sean cambiados por orgánicos, que actualmente se encuentran en estudio para salir al mercado

Aunque el panorama en Yucatán sobre el uso indiscriminado de los agroquímicos es complicado, pues por diversas circunstancias se recurren a los más económicos, que son los más contaminantes, hay una esperanza para que en los próximos años se reduzca su uso y se cambien por orgánicos, que actualmente se encuentran en estudio para salir al mercado.

Al respecto, el presidente de la agrupación Ciudadanos Hartos A. C. (Chac), Humberto Reyes Montiel, ejemplificó el caso del lindano, uno de los insecticidas más contaminantes, que se utiliza porque es el más económico. 

Asimismo, destacó la importancia de apostarle a la tecnología, que en el caso específico de los invernaderos, donde se respetan los materiales en la construcción de estas estructuras.  Sin embargo, dijo que el proyecto que se desarrolló en el estado hace unas décadas fracasó porque redujeron costos y se usó otro tipo de materiales.

Explicó que el control de plagas e insectos se hace a través de plaguicidas. 

“Hay plaguicidas de carácter orgánico y químico, los primeros son parte del ciclo de la vida, y los segundos son los que tienen elementos que son contaminantes, en mayor o menor grado, por lo que se tienen que regular, pues no se puede prescindir de ellos debido a la temperatura de la zona, la humedad, la ubicación geográfica, longitud, altitud. Estamos en una región propicia para que se generen los seres vivos masivamente”, comentó.

Aclaró que son las autoridades, como la Secretaría del Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat), las que deben determinar cuáles son los químicos que se pueden utilizar, pero lamentó que son quienes menos vigilan el uso de estos contaminantes, pese a tener los conocimientos.

Añadió el especialista que hay agroquímicos como el glifosato de sodio o potasio todavía se utiliza, pero que el gobierno federal busca desaparecer, por el nivel de contaminación, no solo en el suelo o el manto freático, sino también en los alimentos.

“Hay 30 marcas, uno más agresivos que otros, hay tres o cuatro que están permitidos por las autoridades ambientales, eso se tiene que vigilar, que la agricultura se circunscriba a esos tres o cuatro, usan los que les dan gana, lo más barato, el suelo está lleno de lindano, es el más barato, pero el más contaminante, nuevamente una falta de aplicación correcta de la ley”, lamentó.

Reyes Montiel advirtió que, cuando llueve, estas sustancias se van al manto freático y afectan a la población que toma agua de pozo, pues, aunque la potabilizan, las partículas cloradas y fosfatadas no son destruidas por el cloro. “Por arriba se hace una economía barata, pero por abajo se golpea a los pobladores en la salud”.

El entrevistado recordó que la primera causa de muerte en Yucatán es el cáncer de mama, y que uno de los factores es el uso de los pesticidas.

EL CASO DE LOS INVERNADEROS

Señaló que los inversionistas deben apostar a la tecnología y ejemplificó al estado de Sinaloa que tiene agricultura del primer mundo, pues sacan 600 toneladas de tomate por hectárea bajo cubierta de invernadero. “Donde no existe la tierra, está climatizado, la temperatura exacta y humedad, las plantas crecen 20 metros de altura enredadas en círculo las cosechas, los pisos son de polietileno, no hay tierra, es hidroponía”.

“Los invernaderos son verdaderos laboratorios de medicina, la producción es la que te piden. Por ejemplo, quiero los pimientos morrones rojo intenso y dos pulgadas de diámetro por dos de alto y tienen que producirlo; el desarrollo de las plantas se puede acelerar en la noche prendiendo luces ultravioletas; también flores que exportas a Nueva York y cada flor vale 50 dólares -explicó.

Respecto a los invernaderos, comentó que hace años un académico agrónomo señaló que fracasaron en Yucatán, porque era muy caro y toda la asesoría tenía que ser con los israelitas. “Esta tecnología es muy celosa y se tiene que respetar todo el proceso al pie de la letra, no se puede estar usando material más económico, como sucedió acá”.

“En un invernadero hay que tener mucho cuidado: inviertes 40 millones de pesos, si produces 400 toneladas de tomate, pero si te entra una plaga, el medioambiente es tan perfecto que se desarrolla y te pudre en una noche todo. En un invernadero hay que entrar como si viajaras al espacio, con zapatos, cubrebocas, traje blanco; si tienes bigote, lo tapas y cubierto porque puede entrar una bacteria. Lo que ocurrió aquí es que se sustituyeron los invernaderos por casas de plástico, las cuales atraen a los insectos -expresó. 

Explicó que la película que reviste al invernadero no es polietileno de baja densidad. “Tiene que llevar ciertos aditivos para detener la radiación infrarroja que se acumula en el suelo durante el día, producto del calor, a fin de que en las noches no se escape al emigrar hacia el techo del invernadero, pues tiene el aditivo para reflectar, regresar y mantener la temperatura diferente al exterior. Es un material especial para protegerlo de los rayos solares, porque sino seis meses se desgastará el techo y debe durar cinco años y para esto tienes que utilizar estos materiales”. 

“Cuando fumigas y se condensa el agua o cuando modificas la humedad del invernadero, ésta se condensa en las paredes y si gotea sobre el fruto, este se pudre, por eso hay que ponerle un aditivo que rompa la tensión superficial de la gota y ésta escurra por las paredes”, detalló.

Desgraciadamente, agregó, los responsables de las compras se van por lo económico. 

“El polietileno no es barato, por lo que compraron lo económico. Ese material viene de Italia y cuesta. Elaboran un material parecido aquí, pero no tiene esas características, pues se  desintegra. Metieron 40 millones de pesos y se perdieron en seis meses. Hay miles de plásticos, hay una materia especializada llamada plasticultura, que es el uso de los plásticos en la agricultura; los plásticos urbanos están hechos para tirarse, en el campo es diferente, deben ser durables”, manifestó.

Recordó que él fue asesor de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) y que Nacional Financiera lo comisionó para verificar lo que sucedió con los invernaderos: cambiaron el material de los techos y se les degradó en seis meses. 

“Cuando tienes un invernadero, tienes que respetar el procedimiento de las normas, cualquier falla será usada en tu contra, la naturaleza es vengativa, si bloqueo los virus en un ambiente propicio para la planta, ellos están ansiosos por entrar hay temperatura y humedad y están afuera esperando el menor error y cuando violas las normas, se cuelan y ellos adentro se multiplican y truenan las cosechas”, dijo.

Texto y fotos: Darwin Ail / Agencias