En la región se utilizan 75 diferentes plaguicidas, de los que el 68% de ellos es altamente peligroso
El investigador del Colegio de la Frontera Sur (Ecosur), de San Cristóbal de las Casas, Chiapas, Erik Videl Borrell, destacó que en la Península de Yucatán diariamente se deforestan 200 hectáreas. “Estamos fragmentando el macizo forestal tropical más grande de Mesoamérica, porque la selva maya se conecta con las de Guatemala y Belice, y esto nos lleva a perder hábitats para las 227 especies de abejas que habitan en la Península de Yucatán; hablamos de abejas nativas y de Apis melifera”, explicó.
Recordó que, por efectos del cambio climático, este ha sido con un año muy seco y debido a que durante varios años ha subido la temperatura media anual se está afectando los patrones de floración de las plantas de las que se alimentan las abejas.
Por su parte, la investigadora Irma Gómez, del proyecto “Abejas sin territorio”, de Ecosur, reveló que un estudio arrojó que en la Península de Yucatán se utilizan más de 75 plaguicidas, de los cuales el 68% es altamente peligroso.
“Su uso también afecta a las personas que entran en contacto con ellas, producen cáncer, enfermedades renales, nacimiento de niños con pulmones pequeños y problemas del corazón, esto es algo que se observa mucho en Hopelchén, porque llevan muchos años de exposición, pero que se espera ver pronto en otros lugares”, detalló.
Ambos investigadores fueron entrevistados en el marco de la rueda de prensa a la que convocaron apicultores de Tizimín, Maxcanú y Hopelchén, y en la que informaron de la grave situación por la que atraviesan, derivado de los efectos del cambio climático la pérdida del hábitat y la exposición a plaguicidas, todo esto sin que las autoridades correspondientes tomen cartas en el asunto.
“Estamos enfrentando solos esta crisis, la tasa de deforestación en la Península es cuatro veces mayor a la nacional, y con la sequía hay muerte masiva de las abejas”, dijo Leidy Aracelly Pech Martín, apicultora originaria de Hopelchén y quien representa al colectivo “Alianza Maya por las Abejas”.
Los apicultores exigieron que se prohíba el uso de plaguicidas, que se detenga la deforestación y que se establezcan políticas de protección de abejas en apiario y silvestres. También pidieron que cambie la política de uso de suelo, respecto a terrenos que se incendian y que pueden solicitarse en muy poco tiempo después del siniestro para la siembra de monocultivos que afectan a las abejas.
“Los incendios que por las razones antes señaladas, en muchas ocasiones son intencionales, están acabando con lo poco que queda”, se indicó
A todo lo anterior se suma la contaminación del agua por granjas cuya presencia muy cercana a los apiarios ocasionó que apicultores de Maxcanú perdieran su registro de calidad y la oportunidad de exportar su producto a Alemania y otros países de la Unión Europea.
El primero en tomar la palabra fue Fermín Cohuó, de Tizimín, quien reportó la pérdida de 85 colonias de abejas, que representan los esfuerzos de ocho años de trabajo; relató que fue el 11 de marzo fue cuando se percató de la situación que, dijo, ocurrió por intoxicación con agrotóxicos provenientes de un predio cercano.
Por su parte, Marco Antonio Chan Che, de Maxcanú, destacó que en la comunidad de San Fernando hay un problema grave de contaminación del agua, derivado de la presencia muy cercana, a medio kilómetro, de una granja porcícola con 50 mil cerdos.
Detalló que esa granja está asentada en el territorio del municipio de Kinchil, esto después de que no se permitió que se instalara en Maxcanú; en ese entonces se decía que el objetivo sería sembrar achiote.
La cuestión es que, derivado de la cercanía, se afectaron 29 apiarios certificados, que perdieron esta calidad, ya no pueden exportar, y a todo esto ni siquiera se les pagó a los afectados por los daños ocasionados, pero peor aún resultó que a quienes se bañan con el agua contaminada les brotan ronchas en la piel.
“Tengo 54 años de apicultor y nunca había tenido problemas, hasta hace ocho años”, comentó Marco Antonio, quien aseguró que en la Secretaría de Agricultura federal ya saben del problema, pero que no se hace nada.
Ante esta situación, recalcó que la comunidad está muy molesta, por lo que se decidió a organizar esta rueda de prensa para dar a conocer las injusticias que sufren los apicultores como don Fidencio Tamayo Batún, que lleva 30 años en la actividad y es originario de Chenkekén, comunidad del municipio de Tizimín.
“Me mataron 55 colonias, a un kilómetro se produce maíz y a la hora de la floración utilizan un insecticida que hizo que mis abejas terminarán muertas, esa catástrofe la comenzamos a ver en marzo”, detalló el afectado, quien manifestó que no es el único, ya que también hay afectados en la población de San Matías.
En toda la zona se calcula que hay más de 600 colonias de abejas, por lo que, a nombre de los productores vecinos, don Fidencio pidió a las autoridades hacer justicia, esto en el marco del Día Mundial de las Abejas.
“Así como están las cosas no hay nada que celebrar”, señaló Fidencio Acosta Ye, quien es originario de la comunidad de San Francisco Suc Tuc, perteneciente al municipio de Hopelchén, Campeche, quien perdió 120 colmenas en marzo de 2023, debido a su cercanía con los terrenos que ocupan los famosos menonitas, quienes al sembrar utilizan agroquímicos que el viento arrastra a terrenos cercanos ocasionando en su caso la pérdida de sus abejas.
Aunque en diciembre recibió como apoyo del Gobierno del Estado abejas para repoblar sus colmenas no le tardó mucho el gusto porque en enero los menonitas volvieron a sembrar. Y nuevamente perdió sus colmenas, por lo que no le quedó más remedio que dedicarse a trabajar de albañil fuera de su comunidad.
“Lo que a mí me molesta es que, a pesar de que se han puesto demandas y se han hecho otras acciones, no hay sanciones, ni siquiera se ha amonestado a los menonitas”, indicó el afectado, quien mencionó que en toda esta zona hay más de 3,650 que se perdieron por el uso indiscriminado de plaguicidas.
Al respecto, Juan Alberto Pech Martín, también originario de Hopelchén, apuntó que se han puesto muchas denuncias sin que se castigue a quien mata a las abejas, por lo que pidió que se tomen las acciones necesarias para evitar que se siga devastando el monte.
“No pedimos, exigimos que se prohíba el uso de plaguicidas, que pare la deforestación y que no haya más megaproyectos”, expresó el afectado, quien recordó que, debido a que llevan seis meses sin lluvias solo han logrado una cosecha, cuando antes se obtenían seis en la temporada.
“Esta situación es preocupante, hay muchas amenazas en el territorio con la llegada de grandes empresas y megaproyectos”, alertó Marco Antonio Cupul Kú, apicultor originario de Dzonot Carretero, municipio de Tizimín, quien consideró que el problema es que en la zona se cultiva maíz utilizando plaguicidas, lo que ha dejado la pérdida de más de 600 colmenas, una pérdida de 4 millones de pesos tanto en colmenas como en producción.
Texto y fotos: Manuel Pool