Alex Martínez, quien nació con ceguera, y Mary Pérez, quien desarrolló el Síndrome de Steven Johnson, han logrado sobresalir gracias a su talento
Desde hace 26 años el señor Alex Martínez y Mary Peréz han estado unidos tanto legalmente como por su amor por la música, lo que ha sido fundamental para su desarrollo como personas con discapacidad visual, pues gracias a ella han logrado superarse personalmente y sobresalir en la sociedad.
El talento de Alex es nato, pues narra que desde muy pequeño desarrolló su gusto por la música y el aprender a tocar diversos instrumentos musicales. Él nació con ceguera; sin embargo, esto no fue impedimento para destacar en la música.
“Yo desde muy pequeño comencé en esto de la música, a las personas les gusta ver cómo se desenvolvió en el escenario. Estuve trabajando con personajes famosos como el payaso Pillín, así como en un programa de televisión local. Fue así como comencé a darme a conocer y a generar ingresos y aportar a mi familia”, relató Alex, quien actualmente también imparte clases de música.
Mary, por su parte, fue a raíz de un accidente que tuvo a los 5 años de edad donde al golpearse la cabeza desarrolló una serie de problemas de salud derivando en convulsiones, las cuales, para controlarlas, le recetaron un medicamento que le desarrolló el Síndrome de Steven Johnson, el cual afectó en gran parte su capacidad visual.
“Yo logré estudiar la carrera, no la pude ejercer debido a las diversas dificultades de salud por las que atravesé. Muy joven Alex y yo nos conocimos y decidimos casarnos, fue que me propuso que formemos un dúo y desde ese momento la música ha sido nuestro sustento económico”, relató la intérprete.
Ambos señalaron que estudiaron y desarrollaron sus talentos en el centro de integración integral especial para carentes de vista y disminuidos visuales, donde aprendieron las bases y desarrollaron el talento que hoy en día cautiva a quienes los escuchan en sus presentaciones.
“Alex tiene un oído súper desarrollado, tiene la habilidad de con solo escuchar un par de veces las canciones, lograr sacarlas. Toca diversos instrumentos, desde la batería hasta tres teclados a la vez, así como también él realiza todas las mezclas de las canciones. Lo más complicado ha sido aprendernos las letras, pero como esto es lo que nos apasiona, disfrutamos hacerlo”, aseguró Mary.
La pareja agradece el apoyo de su familia, quienes señalaron siempre han sido una pieza fundamental para su desenvolvimiento y superación, apuntaron que uno de sus más grandes logros es haber logrado que su hijo, Alejandro, se haya graduado, y hoy a sus 25 años es licenciado en cultura física y un comprometido atleta.
“Él ha sido un apoyo importante para nosotros, desde sus 14 años no ha dejado de apoyarnos en todo, nos ayuda a grabar nuestro material, desde que aprendió a manejar él nos lleva y acompaña a nuestros eventos, así como apoya a su papá con la instalación de los equipos en los eventos que somos contratados”, comentó Mary.
Recordaron que durante la pandemia, al igual que muchos otros artistas del sector del entretenimiento, que fue uno de los más afectados, se la vieron difícil, al cancelarse todos los eventos en la ciudad. Sin embargo, fue gracias de nueva cuenta a su familia y a su ingenio que pudieron ir sobrellevando la situación.
“De igual manera fuimos elegidos por el ayuntamiento de Mérida para participar en los eventos que se realizaban mediante lives donde teníamos la oportunidad de tocar y con ese apoyo económico pudimos seguir adelante”, añadió la pareja.
Actualmente Alex y Mary se presentan todos los sábados en un restaurante familiar ubicado en la colonia Pacabtún, donde logran deleitar al público interpretando diversos éxitos musicales, desde clásicos, música disco, baladas hasta temas de la actualidad.
De igual manera cuentan con redes sociales donde se les puede encontrar como “Alex Martínez show y la voz de Mary”, donde tienen su número de contacto para contrataciones privadas y videos de algunas de sus presentaciones. Definitivamente, Alex y Mary son un ejemplo de superación y talento yucateco.
Texto y fotos: Andrea Segura