Un grupo de académicos y ciudadanos que aseguraron ser líderes e integrantes del pueblo maya manifestaron su rechazo al Tren Maya, y señalaron que su denominación es errónea, pues el nombre correcto es Tren Transpeninsular.
Criticaron también que sea el Gobierno Federal el que designe “las reglas del juego, simulando una consulta”, ya que, si fuera el caso de una consulta, ésta tendría que realizarse de abajo hacia arriba, es decir, el pueblo maya debe designar normas del juego y los tiempos.
De acuerdo con Alberto Rodríguez Pisté, del Consejo Maya del Poniente Yucatán Chik’in-já, y Bernardo Caamal Itzá, de la Asamblea de Defensores del Territorio Maya, el proyecto terminará por favorecer a otro grupo.
-Si bien, se retira ahora el apoyo o presunto apoyo de quienes siempre se vieron beneficiados, combatiendo la corrupción, por el otro, se apoya a nuevos grupos de poder, es decir, es una gran simulación. Todo queda igual– expresaron.
Acusaron que los representantes del Gobierno Federal no proporcionaron información suficiente y sólo buscaron la aceptación sobre el proyecto, además de que incurrieron en el acarreo de personas, particularmente de comisarios y autoridades municipales.
Caamal Itzá abundó que en las pasadas consultas que se realizaron a finales de noviembre, organizadas por la Cuarta Transformación, no se tuvo una representatividad real de las comunidades mayas de la entidad.
-Había más funcionarios públicos que indígenas en dichas asamblea, en las que los representantes del proyecto no respondieron a preguntas y sólo dieron evasivas- denunció Rodríguez Pisté.
Por su parte, Alejandra García Quintanilla, del Colectivo Popol Wuj, centró su oposición al megaproyecto ferroviario al señalar que habría una afectación en los recursos naturales, particularmente un proceso de deforestación que implicaría la afectación a los árboles como fuente de humedad y de equilibrio atmosférico.
Texto y foto: Ivan Duarte/ Cortesía
