Con su ejemplo como educador responsable, con amor a su profesión y reconocido por su calidad humana, Ricardo Homá Arias formó a sus hijos, quienes decidieron en su honor abrazar el magisterio, no por obligación sino por vocación.
El equipo de Peninsular Punto Medio visitó a la família Homá Mendiburu en su hogar de la colonia Sarmiento, en la capital yucateca, donde acompañada de tres de sus cinco hijos, María Aurora del Rosario Mendiburu Cardoz, recordó cómo en su momento, acompañó a su esposo (+) por varias poblaciones de Michoacán y Tabasco, donde en muchas ocasiones hasta fungió como enfermera para cuidar y curar a los alumnos de Ricardo, quien se sentía orgulloso de ejercer con mucha dedicación su labor como maestro rural.
Fue en Pátzcuaro Michoacán donde la cigüeña visitó por primera vez a los esposos yucatecos, precisamente un 15 de mayo, por lo que la señora María, quien es originaria de Homún, comentó que Gonzalo fue el mejor regalo del día del maestro que pudo recibir Ricardo.
“Fui niño olímpico porque nací en el año de 1968, comenta el primogénito de los Homá Mendiburo, y actual director general de la Universidad Santander en la Península de Yucatán, quién con mucho cariño recuerda aquellos mágicos momentos de su infancia, cuando su padre lo llevaba a cortar racimos de plátanos o cacao, esto cuando fue asignado en Tabasco.
Ya de regreso a Yucatán, el maestro Ricardo fue asignado a una población ubicada en los límites de Yucatán con Quintana Roo y esto permitió que Regina naciera en la clínica del doctora Acosta, ubicado a unas cuadras del domicilio de la familia, mientras que Ricardo Hernán, Orquídea del Sagrario y Azael, nacieron en el Issste de Pensiones.
“Mi papá siempre nos decía que si logramos lo que hoy tenemos fue gracias a mi mamá, que es nuestra maestra de vida, y que siempre estuvo al pendiente de nosotros durante sus ausencias”, comentó Gonzalo, mientras que Regina quién laboró 31 años como docente, recordó que siguiendo el ejemplo de su padre en alguna ocasión decidió enfrentar a un padre de familia que no quería apoyar a su hijo para que continuará en la escuela.
“La falta de recursos no es excusa para no estudiar si así lo deseas, y en ese caso, los maestros nos organizamos para apoyar con útiles y uniformes al muchacho que hoy está estudiando para ser maestro, y ya va en el tercer año de la carrera”, dijo la maestra Regina, quien aún ya jubilada, sigue dando clases a distancia mientras que por las mañanas dedica su tiempo a la cocina, otra de sus grandes pasiones.
En la entrevista también estuvo presente la doctora en Educación, Orquídea del Sagrario, quien comentó que en su infancia quería ser arqueóloga, pero que terminó por enamorarse del magisterio al escuchar los relatos de su padre, quien para cumplir con su encomienda caminaba 14 kilómetros para llegar a su escuelita.
“De papá te puedo decir que además tenía mucha sensibilidad como orientador, pues acostumbraba ir por los alumnos que tenían problemas en su aprovechamiento y los tomaba bajo su responsabilidad para ayudarlos a nivelarse y que concluyeran sus estudios”, comentó la doctora Orquídea, quien nos recordó cómo su padre convenció a jóvenes del rumbo a retomar sus estudios que habían interrumpido por falta de recursos y hasta los inscribió en la escuela Salvador Alvarado, donde impartía clases.
Además, Ricardo y María Aurora tomaron bajo su tutela a tres niños que llegaron de Chiapas para trabajar en las casas, a quienes dieron estudios y que en la actualidad son profesionistas de éxito, dos de ellos, Natalia y Abelardo, son reconocidos abogados, mientras que Mario es auxiliar administrativo en una escuela.
En la entrevista, también estuvo presente la doctora en educación, Regina Sunza Homá, nieta del maestro Ricardo, quien acompañada de su bebé Gael, nos recordó que su abuelito siempre fue muy comprometido con su labor y que cuando estuvo enfermo, en la cama del hospital seguía calificando sus exámenes.
“El maestro dejó huella en mucha gente, yo vivía en Chuburná y fui su alumna, siempre procuraba el bien de sus alumnos”, dijo la maestra Fabiola Monzón, quien en la actualidad está casada con el más pequeño de los Homá Mendiburo, Azael.
El maestro Ricardo Homá Arias falleció un domingo de julio de 2007, a los 66 años, y algo que no olvida su familia es la gran afluencia de gente que se dio cita a la misa en la que se depositaron sus cenizas en la iglesia del Niño de Atocha en la colonia Sarmiento.
Texto y fotos: Manuel Pool