A finales de mayo, la circulación atmosférica se modifica permitiendo mayor humedad e inestabilidad, lo que ocasionan ondas, depresiones y huracanes
Al final de la primavera, la circulación atmosférica se modifica permitiendo mayor humedad e inestabilidad desencadenando la formación de ondas, depresiones y tormentas tropicales o hasta huracanes, propiciando periodos de lluvias con acumulados significativos en países tropicales como México. Cada mayo, esto se hace visible en el Pacífico nororiental y el 15 de mayo es el inicio oficial de la temporada de ciclones tropicales finalizando el 30 de noviembre.
“La Niña” sigue siendo uno de los principales factores que influye en el tiempo de nuestra región. Aunque cada evento es único, se ha observado que favorece actividad ciclónica dentro o inferior a lo normal, sin que se puede asegurar si algunos tendrían impacto directo, muchos menos cundo o dónde afectarían al país; por lo que es importante consultar actualizaciones y tener listo un plan familiar de emergencia.
Algunas agencias o instituciones a nivel mundial emiten pronósticos del comportamiento de los sistemas, principalmente en la cantidad que puede registrarse. Para el Pacífico se tienen previsiones por parte de AccuWeather en Estados Unidos, modelo ECMWF en Europa y la Secretaría de Marina (Semar) en México, los cuales estiman 15 a 19, 14 y 20 sistemas respectivamente, entre tormentas y huracanes. Es probable que el Servicio Meteorológico Nacional mexicano emita esta semana su pronóstico.
El relieve que se encuentra sobre la mitad centro-sur de México es potencialmente favorable para acrecentar las precipitaciones de estos sistemas tropicales. Los deslizamientos, derrumbes, inundaciones y crecida o desborde de ríos siempre están latente de junio a noviembre, y la población se ve más expuesta y vulnerable ante la sobrepoblación, aumentando el riesgo de desastres socialmente construidos.
Predicción
De acuerdo con las predicciones meteorológicas a mediano y largo plazo, se incrementará la vorticidad y convergencia de humedad en la zona de Centroamérica desde aproximadamente mediados de la próxima semana, situación que también vendrá asociada al establecimiento de un sistema anticiclónico en niveles altos de la troposfera, mismo que propiciará divergencia y vientos débiles en altura sobre la región de Centroamérica y Caribe occidental. La combinación de ambos factores daría origen a la formación del primer giro monzónico del año en la región centroamericana, provocando intensas precipitaciones.
Los giros monzónicos centroamericanos se forman comúnmente desde finales de mayo y principios de junio, o a finales de octubre o principios de noviembre. Vienen a inaugurar o culminar con las temporadas de ciclones tropicales en la región.
Este fenómeno suele propiciar lluvias torrenciales e inundaciones significativas sobre los países de Centroamérica, y en ocasiones sobre los estados del sureste de la República Mexicana.
La última vez que el giro monzónico centroamericano causó significativos efectos y daños en la región, fue en el año 2020 cuando dejó intensas lluvias en la parte occidental de Centroamérica y dio origen a la formación del ciclón tropical “Amanda” en el Pacífico, mismo que posteriormente cruzó al Golfo de México y se convirtió en la tormenta tropical “Cristóbal”, que prácticamente inundó la mayor parte de la Península de Yucatán.
Aunque todavía no es algo seguro, las predicciones a mediano y largo plazo también señalan que podría presentarse la formación de un ciclón tropical para la próxima semana en la zona del Caribe, derivado de este giro centroamericano.
Texto y fotos: Agencias