El arzobispo de Yucatán, Gustavo Rodríguez Vega, anunció que mañana, una delegación de yucatecos se dará cita en la Basílica de Nuestra Señora de Guadalupe, en la Ciudad de México, para manifestar su amor a “la Madre del verdadero Dios por quien se vive”, y “vamos a orar por las necesidades de todos los yucatecos, así como cada uno hará oración por sus familiares y demás seres queridos. En esta ocasión nos uniremos a toda la Iglesia de México orando por la paz en nuestra Patria”.
Indicó que los obispos de México, la Conferencia de Superiores Mayores de Religiosos de México y la Provincia Mexicana de la Compañía de Jesús (jesuitas) “hemos enviado un mensaje en el cual convocamos para que oremos juntos por la justicia y la reconciliación, para alcanzar la paz”. Dice el mensaje: “Los asesinatos y desapariciones que diariamente se cometen en el país son un llamado de Dios a unirnos para pedir por la paz. La sangre derramada de estos hermanos y hermanas es la sangre de Jesús que cae a la tierra para hacerla fértil y emprender un camino por la paz”.
Indicó que en todas las misas se hicieron memoria de todos los sacerdotes, religiosos y religiosas que han sido asesinados en el país, y ofrecemos la intención de la Eucaristía por su vida para que su dolor nos acompañe en este camino por la paz. “Habrá luego otras acciones para que juntos oremos por la paz en nuestro México”, expresó.
Dijo que en el santo evangelio según San Lucas, un doctor de la ley se presentó a Jesús para ponerlo a prueba y lo llamó “Maestro”. Eso fue una muestra clara de hipocresía, pues este hombre se consideraba superior a Jesús por ser doctor de la ley, pensando que seguramente Jesús no sabrá responder a sus preguntas “sabias”.
Explicó que “Dios detesta la hipocresía, pero mostró paciencia con este hombre para tratar de dejarle a él una enseñanza, aunque creyera saberlo ya todo. Alejemos de nosotros toda hipocresía, sin adular nunca a nadie, si no creemos firmemente en la cualidad que le reconocemos. La pregunta fue: ¿qué debería hacer él para conseguir la vida eterna? Jesús no le responde inmediatamente, sino que lo pone a pensar remitiéndolo a su propia ciencia en el conocimiento de la ley de Dios”.
Manifestó que el doctor le respondió correctamente recordando de la ley el primer mandamiento que consiste en el amor a Dios con todo el corazón, con toda el alma, con todas las fuerzas, con todo el ser; y también en el amor al prójimo como a uno mismo.
“Alguien podría pensar que, si ama a Dios con todo su corazón, con toda su alma, con todas sus fuerzas, con todo su ser, entonces qué va a dejar para amar a su cónyuge, a sus hijos, a sus hermanos, a sus amigos o a cualquier otra persona; pero la verdad es que amar con esa intensidad a Dios nuestro Señor, no agota nuestro amor, sino que lo cualifica para amar a cualquier persona como quisiéramos amarla, como decimos y prometemos amarla”, explicó.
Monseñor Rodríguez Vega señaló que la primera lectura, tomada del libro del Deuteronomio, “nos habla de lo maravilloso que es tener a un Dios cercano, que nos revela su ley, ya que ésta nos ayuda a vivir según su voluntad. San Jerónimo decía que desconocer la Escritura es desconocer a Cristo”.
En tanto, la segunda lectura está tomada de la Carta de san Pablo a los Colosenses, la cual en su inicio nos presenta un cántico dedicado a Cristo, el cual contiene una magnífica cristología, es decir, las notas teológicas esenciales del ser divino de Jesús, que nos ayudará a saber con quién tratamos en la oración para que, aunque le tengamos confianza, no perdamos la dimensión al saber quién es quién, y no lo consideremos un simple profeta o un pensador.
Texto y foto: Darwin Ail