El arzobispo de Yucatán, monseñor Gustavo Rodríguez Vega, lamentó que algunos pescadores no hayan sido hallados todavía tras el paso del huracán “Milton”, por lo que pidió orar por ellos, por sus familias, a pedir que no falte la caridad del pueblo de Dios para los hermanos que perdieron sus bienes a causa del meteoro.
Recordó que el lunes pasado se acercó a Yucatán el ciclón con categoría 5, la más violenta y destructora. Gran parte de los habitantes de los puertos fueron evacuados y llevados a lugares de refugio.
“Bendito sea Dios que no se cumplió la amenaza de una posible entrada del huracán a nuestro estado”, declaró el prelado.
El ciclón fue el quinto más intenso del Océano Atlántico del que se tiene registro, fue atípico porque se formó en el Golfo de México y se intensificó de manera rápida al pasar de tormenta a categoría 5 en menos de 24 horas, otro ejemplo de una tendencia de tormentas en hacerse más poderosas y más rápidamente debido al cambio climático.
“El evangelio de este domingo nos habla de la riqueza y de lo que puede significar en nuestra vida. Jesús no tenía nada contra los ricos y, de hecho, en el texto evangélico, según san Marcos, recibe a un hombre rico que se le acerca corriendo y se arrodilla ante él para preguntarle: ‘Maestro bueno, ¿qué debo hacer para alcanzar la vida eterna?’ (Mc 10, 17). Antes de contestarle, Jesús le pregunta por qué lo llama ‘bueno’ si sólo Dios es bueno. Esto no es negación de su divinidad, sino tal vez lo dice porque sabía que aquel hombre se consideraba bueno. Sólo Dios es por esencia bueno. Nosotros, si hoy somos buenos, mañana quién sabe cómo seremos; es decir, la bondad en nosotros no es una esencia, sino una conquista diaria”, aseveró.
Mencionó que Jesús le recuerda a aquel hombre que hay que observar los mandamientos para alcanzar la vida eterna, por lo que éste le responde con satisfacción que ha cumplido con todos estos preceptos desde muy joven.
“Entonces Jesús lo mira con amor y le pone un gran reto para ver si está dispuesto a seguirlo, diciéndole: ‘Sólo una cosa te falta: Ve y vende lo que tienes, da el dinero a los pobres y así tendrás un tesoro en los cielos. Después, ven y sígueme’ (Mc 10, 21). Este texto evangélico no hemos de aprovecharlo para juzgar a los ricos, sino como siempre, para juzgarnos a nosotros mismos. Jesús ya sabe que aquel es rico y lo atiende muy bien; luego lo mira con amor para invitarle a seguirlo”, detalló.
Luego que el hombre se retira triste y apesadumbrado, Jesús comenta a sus discípulos: “¡Qué difícil les va a ser a los ricos entrar en el reino de Dios!” (Mc 10, 23). Los apóstoles se sorprenden porque siempre habían entendido, como se enseñaba en Israel equivocadamente, que la riqueza era una bendición de Dios y la pobreza un castigo; pero Jesús completa su enseñanza diciendo: “Hijitos, ¡qué difícil es para los que confían en las riquezas, entrar en el Reino de Dios!” (Mc 10, 24).
Finalizó diciendo que el pasado lunes 7 de octubre se cumplió un año de aquel momento terrible en el cual Hamás atacó a Israel, desatando una guerra que continúa hasta hoy.
“Por eso el Santo Padre, el Papa Francisco, nos convocó a todos a una jornada de ayuno y oración por la paz, no sólo en el Medio Oriente, sino en el mundo entero. Los obispos de México reforzamos esta invitación para que pidiéramos, en el día de Nuestra Señora del Rosario, por la paz y seguridad en nuestra Patria. Ojalá lo hayamos hecho, porque el mundo y México necesitan de la paz”, concluyó.
Texto y foto: Darwin Ail