El arzobispo de Yucatán, monseñor Gustavo Rodríguez Vega, recordó que el pasado domingo 20 de octubre fue asesinado el sacerdote Marcelo Pérez Pérez, de la Diócesis de San Cristóbal de las Casas, Chiapas, y deseó que los asesinos materiales e intelectuales tuvieran un encuentro personal con el Señor Jesús, para que se convirtieran y cambiaran de vida; ese es el deseo más cristiano.
“Ojalá que la sangre del padre Marcelo, derramada como la de Cristo, al igual que la de todos los mártires, sea semilla de buenos cristianos, constructores de la paz y de la justicia, custodios de nuestra Casa Común”, señaló.
Indicó que el padre acababa de celebrar la misa de las 6:30 de la mañana.
“Él era tzotzil de nacimiento, siendo en su ministerio un valiente defensor de la paz, del respeto a los derechos humanos y a la ecología integral. Vemos en este crimen cómo se ha desbordado la violencia en Chiapas al igual que en varios estados de México”, añadió.
Explicó que la primera lectura de este domingo fue tomada del profeta Jeremías.
“Resulta que el mismo profeta que les anunciaba el castigo del próximo destierro, años después de que su profecía se cumpliera, cuando los judíos fueron llevados a Babilonia, les anuncia ahora, que vendría luego el retorno. Regresará un pueblo de hombres y mujeres pobres, disminuidos, entre los que vendrá el ciego, el cojo, la mujer encinta y la que acaba de dar a luz; una multitud que viene llorando, pero que será consolada por su Señor. Esto es una figura de nuestra vida de destierro en ‘este valle de lágrimas’, como rezamos en la ‘Salve’, pues los cristianos somos un pueblo de creyentes que vamos de camino a la casa del Padre, nuestra patria eterna”, añadió.
Detalló que esta profecía de Jeremías se cumplió efectivamente cuando 70 años después los judíos volvieron a la tierra santa, a Jerusalén, para reedificar la ciudad y el templo, reconstruir su vida como pueblo del Señor.
“También esa promesa se sigue cumpliendo, particularmente con las acciones mesiánicas de Cristo, el cual, en el evangelio de hoy, le devuelve la vista a un ciego de nacimiento, y éste, una vez recuperado, le sigue gozoso por el camino”, mencionó.
“El ciego se encontraba sentado al borde del camino y luego termina siguiendo a Jesús, dando saltos de júbilo. Esta palabrita, ‘camino’, es una clave teológica pues significa la vida cristiana, la cual no puede consistir en estar establecidos fijamente”, enfatizó.
Por último, agradeció a todos los que asistieron y apoyaron al seminario en su kermés, donde hubo venta de comida, los juegos acostumbrados y otras tantas cosas, participando en la capilla donde se estará celebrando cada hora la santa misa, desde las nueve horas hasta las 13 horas.
Texto y foto: Darwin Ail