Arzobispo recuerda que el papa León XIV convoca al mundo a abrazar la paz

Monseñor Gustavo Rodríguez Vega exhorta a la comunidad a vivir en unidad y con un espíritu reconciliador entre nosotros

El arzobispo de Yucatán, monseñor Gustavo Rodríguez Vega, resaltó que el papa León XIV ha hecho una fuerte convocatoria por la paz y la unidad de todos: “la misma Iglesia necesitada vivir internamente su unidad, como lo requiere la humanidad entera. Su ministerio está siendo en verdad reconciliador, sin romper con el ministerio del Papa Francisco, pues él nos convoca también a la sinodalidad en la vida de la Iglesia”.

Agregó que el misterio de la Santísima Trinidad desvela la mayor vocación del hombre, pues nuestra naturaleza necesita de la unidad y del amor. La esencia de Dios descubre nuestra esencia, pues hemos sido creados a imagen y semejanza suya. Sigamos sembrando la unidad en todos los espacios de nuestra vida.

“Con la revelación de su divinidad, Jesús se nos manifestó como Hijo de Dios, revelando a Dios como su Padre y nuestro Padre. Este fue el motivo de su condena en la cruz. Aunque en la Sagrada Escritura, se habla de tantos personajes que actuaban bajo el Espíritu de Dios, fue una gran novedad el que Jesús nos revelara al Espíritu Santo como la tercera persona de la unidad trinitaria”, indicó.

Explicó que con la revelación de su divinidad, Jesús se manifestó como Hijo de Dios, revelando a Dios como su Padre y nuestro Padre. Este fue el motivo de su condena en la cruz. Aunque a lo largo de la Sagrada Escritura, se habla de tantos personajes que actuaban bajo el Espíritu de Dios, fue una gran novedad el que Jesús nos revelara al Espíritu Santo como la tercera persona de la unidad trinitaria.

“Con la venida del Espíritu en Pentecostés, quedó pues concluida la plena revelación del misterio oculto de la Santísima Trinidad. Recordemos, además, que Jesús nos mandó que lleváramos la buena nueva de la salvación, bautizando a los creyentes en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo”, aseguró.

“Aunque algunos piensan que las fuerzas de la naturaleza se mueven en un esfuerzo ciego y sin sentido, la lógica nos ayuda a descubrir una inteligencia que dirige todo el universo de manera ordenada. Lo que se suele llamar la madre naturaleza no puede ser otra cosa que la sabiduría de Dios omnipresente, que desde su origen da razón de ser a todos cuanto existe. De esa sabiduría divina nos habla la primera lectura de hoy, donde dice: el Señor me poseía desde el principio, antes que sus obras más antiguas”, refirió.

Puntualizó que la época de este libro de los Proverbios y todos los libros que hablan de la sabiduría, coincide con el encuentro del mundo judaico con la cultura griega, junto con el conocimiento de los grandes filósofos quienes reconocían a un “logos” eterno, razón de todo cuanto existe.

El salmo 8, abundó, que hoy proclamamos exalta el saber divino, que ha creado todo con sabiduría y que puso todo bajo las órdenes del ser humano: Todo lo sometiste bajo sus pies. Claro que este gran regalo del Creador es a la vez una gran responsabilidad para los hombres y mujeres de todos los tiempos. Tristemente hemos venido hiriendo más y más la naturaleza, contaminando el aire, el agua y la tierra en razón de una sobre explotación de los recursos para el enriquecimiento de un pequeño sector de la humanidad y el empobrecimiento de grandes mayorías. Definitivamente, la humanidad no ha tratado a la naturaleza con verdadera sabiduría y respeto, por lo que esto se ha tornado contra nosotros mismos.

“Se ha difundido un mensaje del juez Aggrey Muchelule de Kenia, quien, no siendo católico, escribió esto sobre la elección del Papa León XIV: Mientras el mundo estaba ocupado haciendo predicciones, elaborando listas de cardenales notables, analizando alineaciones políticas y formulando teorías sobre quién sería el próximo Papa, el Colegio Cardenalicio eligió un camino diferente. Ignoraron el ruido. Se alejaron de los focos. Entraron en lo sagrado y regresaron con un nombre que el mundo jamás había imaginado. El Papa León XIV”, dijo. 

Texto y foto: Darwin Ail